Proyecto Kilela Balanda (República Democrática del Congo)

Este año nuestro proyecto, es la ejecución y puesta en marcha del Hospital de Kilela Balanda en la República Democrática del Congo, para ello necesitamos tu ayuda, únete a nosotros en esta iniciativa y haz feliz a unas personas que te necesitan. ¡Sé Solidario! Llámanos al teléfono +34987400466 o envíanos un e-mail a: bierzoayuda@movistar.es

martes, 15 de mayo de 2012

Últimas Noticias

Nos han informado que nuestra ONG ha sido la beneficiada de la Marcha Solidaria que se celebrará el próximo 21 de Octubre, esperemos que la asistencia a la misma sea lo más amplia posible.

Enhorabuena.

Diario de Tino en Kilela Balanda


Como el camión de Kafrigel no viaja regularmente entre Kilela y Likasi  no ha habido posibilidad de enviaros noticias desde la tierra de los Kaonde.

2 de mayo
Antes de volver a Kilela estuve con Kafrigel en la casa Yamahaa en Lubumbashi negociando el presupuesto que habían enviado a España para la bomba solar. Hemos quedado en vernos  de nuevo la semana próxima. De momento ya lo rebajaron en 3000 dólares  y estaban abiertos a un nuevo precio. De todos modos esta mañana han venido varios hombres, como en el mes de agosto, y ya hemos enterrado el tubo de  100 m para subir el agua al hospital;  de paso hemos   probado la bomba de gasoil. Nos faltan algunos accesorios para su instalación definitiva.

3 de mayo
Por la mañana  he estado en la escuela colocando algunos mapas. El director me ha dicho que este año han llegado a tener 1019 alumnos en la escuela central, la cifra más alta alcanzada hasta ahora. Cada dia es mas urgente la formación del profesorado.
Por la tarde hemos colocado las nuevas bombillas en el hospital;  la del pasillo exterior de la maternidad alumbra todo el recinto. Una maravilla  estas bombillas de 12 voltios, que con solo 11 W de consumo son tan luminosas como una de 75. Las próximas ya serán Leed y será más luz y menor consumo.
Queda tanto camino por andar en todos los aspectos de la vida  que algunas veces lo positivo se pierde entre tantas deficiencias y carencias. Hay que aprender a mirar para ver lo positivo de las cosas. La dureza de esta vida puede pesar demasiado fuerte en el primer encuentro con ella. Es necesario saber mirar y fijar la atención en lo importante. Hay que mirar  con los ojos del corazón   para darle una oportunidad a la ternura.

4 de mayo
Esta tarde he estado con las mujeres del hogar de formación. Es una satisfacción  enorme encontrar 80 mujeres, la mayoría jóvenes, trabajando con las maquinas de coser, tejiendo o haciendo ganchillo. Son tantas que no cabían en la sala y estaban sentadas al exterior. A todas las acompañan uno o dos niños, si no tres. En nuestra Europa eso ya es retrogrado; aquí una bendición.
Son las personas ideales para recibir una educación para la salud,   tal como hablé  ayer con Christian. La costura tiene su importancia porque todas están haciendo algo para sus niños, pero es el pretexto para conseguir bastante más. Esta vez la realidad va más lejos de lo soñado.
El personal del hospital ha cobrado hoy el mes de abril y ya tiene el dinero para cobrar el mes de mayo. Están muy satisfechos y agradecidos de nuestra ayuda, y hay que añadir que ya estamos recogiendo algunos frutos.

5 de mayo
 Hoy hemos tenido una cesárea. Han traído una mujer muy joven de Mwabesa, 70 km, en una moto porque no podía dar a luz. Eran las siete de la tarde y ya había anochecido cuando llegaron. Me fui al hospital y allí estaba Christian  al lado del esterilizador colocado sobre un brasero de carbón esperando a que llegara a la temperatura adecuada. Estaba tranquilo y seguro de si mismo. Entre tanto habían encendido el grupo electrógeno y preparado la sala para operar. Me pareció extraordinario ver todo el bloque quirúrgico iluminado en la noche.
Después de cenar volví para ver cómo iba las cosas y ya estaban terminando. Alguien le dijo que estaba fuera y mandó que pasara con la cámara. Quería unas imágenes. Ya habían cosido a la mujer y el bebé estaba envuelto en una tela esperando por su madre. Todo tan bonito.   Hice las fotos desde la puerta y me fui muy emocionado. Me sentí parte de lo que estaba ocurriendo. Creo que los médicos sentís eso muchas veces. La madre y el niño estaban vivos. Aquel niño envuelto en la tela de colores era el premio de muchas preocupaciones y algunos sinsabores. Todo ha merecido la pena.

9 de mayo
Ya en Lubumbashi. Hoy me he tomado el día con calma.
He pasado  por una papelería para preguntar los precios de los cuadernos y los bolis. Resulta que los comercios de Kilela los venden a más del doble del precio  de lo que se puede comprar aquí. Vamos a crear un economato escolar que funcione como la farmacia del hospital: el dinero de la venta solo se podrá  utilizar para volver a comprar material. Se pondría en marcha al comienzo del próximo curso. Le doy tantas vueltas a la miseria de los Kaonde. Las imágenes de los niños pequeñitos de dos o tres años cuando se pasa en coche por los pueblos  de Ditengwa, Kamikolo y Ngalu  no se van de mi cabeza. No sé por qué, vistos desde el coche al pasar me parecen lo más triste y débil de este mundo. A esa edad en la que todos los niños viven y  hacen vivir a sus cercanos los momentos más deliciosos de su vida, estos no tienen nada  más que miseria. Me resulta la más lacerante de todas. Cuando están cerca, quizás sus caritas ablandan la imagen que ofrecen; desde lejos, al pasar, son un grito contra la injusticia de este mundo.

11 de mayo
Hace una semana, en Kilela,  parecía que el tiempo no quería pasar. Ahora va muy deprisa y me dará justo para terminar todo lo previsto. 
La ciudad   sigue cambiando muy deprisa. Hay muchos pequeños detalles que denotan un cambio de dirección. Lo más visible son los trabajos públicos que durante tantos años estuvieron ausentes de sus calles. Es cierto que en el interior del país todo sigue igual, con el reloj parado. Cabe la esperanza de que el progreso económico  se extienda a los servicios sociales en la zona rural, pero de eso estamos todavía muy, muy, lejos.
Pero algo cambia cuando nosotros cambiamos, y eso, aunque tímidamente, se deja ver en Kilela. La atención sanitaria es más accesible para la población  desde hace siete meses y ha aumentado la frecuentación del hospital. Eso es fruto de nuestra decisión de implicarnos en ello. El camino es largo pero nos hemos dado unos años para acompañarles y el resultado se verá.
 Tenemos buenos amigos que nos apoyan; las relaciones entre la zona de salud y la Misión han mejorado; la gestión es totalmente transparente y eficaz. Claro que faltan medios y un personal más cualificado, pero llegaremos a todo, si no cejamos en el empeño. En todo esto la opinión más fiable es la de la población que agradece nuestra presencia.
Es posible que este sea el último mensaje de este viaje.
El martes es el día de vuelta. Hace tres semanas lo veía tan alejado como ahora lo veo demasiado cerca.
Buen día para todos

Tino
     

lunes, 14 de mayo de 2012

Segunda Entrega de Recortes de un Viaje


RECORTES DE UN DIARIO DE VIAJE (2)
19- 4- 2012

A las 5 de la mañana, suena en Kilela Balanda una campanilla, que nos indica que en 15 minutos va a volver a sonar y que, por última vez, la oiremos, cada día, a las 5:30 horas. Es el momento de levantarse y comenzar la jornada. Amanece a las 6 y oscurece a las 18 horas. Como en las casas de la población no hay luz, de la que aquí le das a un interruptor y en un abrir y cerrar de ojos tienes iluminada cualquier estancia, hay que adaptarse al horario del sol y vivir a su ritmo. Acaba de finalizar la época de lluvias (6 meses en los que el área rural de Kilela Balanda se queda incomunicada por el mal estado de la pista, que no carretera, que la une a la ciudad de Likasi) y el campo está en su máximo esplendor. La sabana arbolada nos muestra su majestuosidad en esta época y te da la sensación de que el tiempo se ha detenido, al menos por un instante, para que la contemples.



Y es entonces cuando escuchas las canciones, perfectamente armonizadas, de las niñas que viven en el internado que está sosteniendo el grupo de trabajo de San Miguel de Las Dueñas. Es como si te trasladases en un momento a otro tiempo, a otra dimensión, en la que se respira tranquilidad y sosiego.


En fin, que el primer día en Kilela comenzó y nos pusimos manos a la obra. En primer lugar visitamos las escuelas que se han construido o rehabilitado con fondos que han llegado por diferentes vías. En ellas están escolarizados más de 600 niños. Las distintas clases y los pupitres se mantienen en bastante buen estado a pesar de las circunstancias.




Unos pocos cuadernos y lapiceros sobre las mesas son el único material del que disponen, sólo algunos de los niños, junto a su capacidad de memorización, a la hora de forjarse una educación de lo más básico. Algunos visten el uniforme nacional, en mejor o peor estado, camisa blanca y pantalón azul, y otros acuden con la camiseta andrajosa, como única posesión, y sin zapatos… pero algo les une a todos. El deseo de sus padres de facilitarles unos conocimientos básicos para que tengan una vida mejor, a pesar del esfuerzo económico (para nosotros sería un coste insignificante), que supone para las familias esta decisión.




Cuando finalizamos el recorrido por todas ellas, evaluamos el edificio en ruinas que está en proyecto de ser rehabilitado por la ONG Manos Unidas y que pasará a ser el Internado de los chicos.
Por la tarde, hicimos nuestra primera aproximación al Hospital. En un lugar visible para la población, mantenían expuesta la lista de las nuevas tarifas que se han puesto en marcha desde el mes de Octubre. Visitamos, en primer lugar, la farmacia y la maternidad. El libro de registro de pacientes está bien estructurado. Observamos, que tanto una como otra, se mantenían limpias y ordenadas.


Posteriormente, visitamos el bloque quirúrgico, del que nos llevamos la misma impresión.




 Por último recorrimos el edificio que constituía el pabellón de hospitalización. Cuando lo vimos, no pudimos evitar la comparación con las instalaciones de las que disponemos en nuestro “mundo civilizado” y actualmente en crisis. Es muy difícil hacerse a la idea de la diferencia de las circunstancias en ese lugar para poder realizar una valoración objetiva de los progresos que se van logrando.  

  

lunes, 7 de mayo de 2012

Recortes de un Diario de Viaje


RECORTES DE UN DIARIO DE VIAJE (1)



18-4-2012
Hoy partimos hacia Kilela Balanda. 2 horas de viaje (120 Km) hasta Likasi por carretera (tipo nacional nuestra) de peaje (4$). Pequeña parada en esta ciudad para comprar pan (para los desayunos y el bocadillo del camino) y de nuevo en marcha hacia nuestro destino.
Kilela B. queda a unos 90 km de Likasi, pero el camino no tiene nada que ver con el que dejamos atrás. La estación de lluvias acaba de terminar y la tierra aún no se ha secado. El coche en el que viajaban 2 miembros de Manos Unidas (que había salido más tarde) tuvo que ser remolcado y nosotros hicimos un pequeño trayecto a pie. La foto lo dice todo.






Nos llama la atención en todo el trayecto no ver ningún animal, sólo algún pájaro pequeño.
Tras una parada para comer un rico bocadillo de plátano maduro con quesito nos detenemos en el pueblo de Kamikolo. Allí nos espera el director de la escuela. Quiere que veamos donde cogen el agua, para ver si es posible hacer un lavadero con caños como los de Kilela. Se nos encoge el corazón cuando vemos estas imágenes.  Este es el agua que beben. Abastece a unas 1500 personas:








Quisimos ver el centro de salud y a su enfermera, pero nos informaron que había fallecido 3 días antes de nuestra llegada.
Seguimos camino y nueva parada en Ngalu, allí ya tienen la fuente acondicionada y el agua, al menos, sale limpia ¡Qué gran diferencia!





¡Por fín llegamos a Kilela Balanda!, han transcurrido 6 horas desde que salimos de Likasi. La acogida es multitudinaria, niños y mujeres vienen  al coche a recibirnos y saludarnos. Su alegría compensa el cansancio del viaje: