Proyecto Kilela Balanda (República Democrática del Congo)

Este año nuestro proyecto, es la ejecución y puesta en marcha del Hospital de Kilela Balanda en la República Democrática del Congo, para ello necesitamos tu ayuda, únete a nosotros en esta iniciativa y haz feliz a unas personas que te necesitan. ¡Sé Solidario! Llámanos al teléfono +34987400466 o envíanos un e-mail a: bierzoayuda@movistar.es

lunes, 21 de octubre de 2013

Diario día 28 de Junio 6ª Entrega



28 de Junio

El amanecer es frío en esta época del año. La salida del sol ha sido espléndida. La atmósfera no es tan nítida como durante las lluvias, cuando las trombas de agua la limpian a diario. Una débil capa de humo de los numerosos fuegos, visibles desde el avión muchos Km antes de aterrizar en Lubumbashi, flota en el ambiente.
Se agradece poder poner algo caliente para ir a misa o pasear a las seis de la mañana.



Ayer por la tarde llegó el Dr. MWANSA Laurent. El es el responsable de los servicios médicos de la diócesis de Lubumbashi que tiene 4 hospitales en la zona rural y unos 20 centros de salud en las zonas urbanas. Ha venido para presidir la reunión con todo el personal del hospital.
Han aprovechado para agradecer la colaboración de Bierzo Ayuda. En ningún momento nadie insinúa o pide  el incremento de las primas del personal.  Si desean que la colaboración se amplíe  en la medida de lo posible.





Al finalizar se les hace entrega de una camiseta de Bierzo Ayuda, que sella en cierta manera nuestro compromiso con ellos.

Joseph Mbaita es un enfermero diplomado, autóctono de Kilela Balanda, formado en Likasi hace varios años. Es un viejo conocido que recibió ayuda para sus estudios. Hoy es el Gerente del Hospital. Es un hombre de plena confianza.   Pasamos por su despacho y le entregamos un lote de productos de limpieza comprados en Lubumbashi y fregonas que hemos traído de España.   Ayer hemos visto la que estaba utilizando una de las limpiadoras y apenas si le quedaban cuatro hilos. Todo se aprovecha al máximo. Le preguntamos por el ordenador portátil que se les entregó el año pasado y sigue funcionando sin problemas.
Hablamos  de la importancia del mantenimiento y del cuidado del los edificios y el mobiliario y nos cuenta que no hay mantas y las sábanas son muy escasas.   




Nos acompaña para visitar la sala que se utiliza como recepción y archivo,  una de las salas pendientes de rehabilitar. A continuación visitamos la que será la casa del médico, al lado del hospital,  en la que se han invertido 2.500 dólares para rehabilitarla. 

Visitando estos edificios a veces guardamos silencio y otras hay algún cabreo, no sabe uno contra quien. ¿Cómo puedes ver el polvo en un carrito de medicamentos e instrumental, cuando todo lo que te rodea desde que naces es del color del polvo? Se nace en una casa de adobe, sin revocar o pintar, cuyo   piso es de tierra batida y cuando has limpiado los zapatos y das dos pasos  ya empiezan a palidecer.   
Por eso no se sabe   contra quién dirigir el profundo cabreo que te embarga. Después de todo habría que enfadarse contra la falta de oportunidades  de esta gente, frente  a tantas como nosotros hemos tenido.

Por la tarde caminamos por el pueblo en dirección hacia Likasi.  Vamos a visitar las oficinas de la zona de salud, la casa del médico jefe de zona y el manantial más importante de Kilela conocido como fuente de Sodí o de los japoneses.
La gente aprecia mucho estos paseos entre sus casas. Después de todo somos viejos conocidos y por eso somos bienvenidos. Vamos   rodeados de unos cuantos niños que hoy tienen una distracción añadida siguiendo estos forasteros de otro color llegados de muy lejos.



Una mujer reclama nuestra atención: “Tata Florentino y tú pasa sin saludarme?” Esta sentada dentro de su casa y aprovechamos para colarnos dentro. Una casita pequeña que sólo vale para cobijarse durante la noche. Es una oportunidad única para conocer el interior de una vivienda en la que no hay prácticamente nada. La gente se las arregla así: con nada o con casi nada.

Encontramos un niñito de poco más de dos años con una escayola en la pierna derecha.  Como todos los niños está sentado en el suelo. Una imagen perfecta de la debilidad de un ser, y al mismo tiempo llena de una ternura que conmueve.



La fuente de Sodí es muy abundante y se puede recuperar más agua.   Esperamos que los  ingenieros suizos  que llegarán pronto, hagan un proyecto para subirla  para todo el pueblo.  



Diario día 27 de Junio 5ª Entrega

27 de Junio

Hemos pasado nuestra primera noche en Kilela. Como la noche cae rápido, y la  luna  ya sale tarde    tenemos la oportunidad  de contemplar el cielo estrellado.  Es una de las maravillas del trópico a esta altura de 1.540 m sobre el nivel del mar. La farola más cercana se encuentra  a 98 Km en Likasi. Las únicas luces exteriores  visibles son dos bombillas de 55W en el hospital. Aunque realmente destacan en la oscuridad de la noche,  son irrelevantes a la hora de contemplar las estrellas. 
Ninguno de los dos hemos dormido muy bien. Las camas que tenemos quizás son las mejores de la zona   pero dejan bastante que desear. Uno dispone de luz en su habitación, el otro se arregla con un par de velas de las que habíamos previsto en nuestras compras en Lubumbashi.



A las seis amanece y 20 minutos  más tarde el sol  se levanta tímidamente en el horizonte. Como es la estación seca sale un poco escorado al Noreste. En Diciembre saldrá exactamente al Este.
Para desayunar hoy había pan fresco, mermelada y queso. Son los lujos que nosotros hemos traído de Likasi.   
Durante la mañana visitamos el conjunto de la Misión. Una Misión en África es todo un conjunto de edificios: escuelas, internados, sala de reuniones, Iglesia, casas para maestros, curas y monjas. Ya han comenzado las vacaciones escolares y está todo muy tranquilo. En las escuelas hay unos 1.000 alumnos/as matriculados pero ya están de vacaciones y se nota mucho su ausencia.
Comenzamos la visita por el internado de los chicos,  cuya rehabilitación está casi terminada.
Pasamos por el hospital y vemos la nueva cocina que Bierzo Ayuda subvencionó el año pasado. Es un lugar cubierto con cuatro fogones en los que los familiares de los enfermos preparan la comida, cada uno para su familia, sobre un brasero con carbón vegetal.


Antes de bajar la fuente de Ditó, una de las que se acondicionaron en 2011, vemos cómo tres hombres fabrican ladrillos con una prensa para cocerlos. Dos de ellos los fabrican para venderlos, el otro los utilizará para construirse una casa nueva. Utilizan la tierra de los enormes termiteros que tanto abundan en esta sabana arbolada. Es una arcilla resultado del trabajo de las termitas que han mezclado durante largos años la tierra con su saliva y sus excremento, convirtiéndola  en un materia prima óptima para fabricar ladrillos cocidos. 





Bajar a la fuente no es fácil. Uno piensa en la estación de lluvias cuando el piso mojado es tan deslizante. Desde arriba se ve una fila  de gente, niños y mujeres,  que espera su turno para llenar   sus bidones amarillos. Unos los transportan sobre sus hombros, otros sobre sus cabezas  o se ayudan de una bicicleta para transportar hasta 5 bidones, (100 litros de agua…). El esfuerzo es inmenso; se ve en la rigidez de los cuerpos cuando suben la pendiente del sendero. Esas filas desaparecieron cuando se acondicionó la fuente y pasó de  uno, a disponer de tres caños.
  

El aspecto general de los alrededores del manantial es bastante descuidado y hay agua estancada porque no se ha limpiado la suciedad que poco a poco se va acumulando. Una vez más queda claro que el desarrollo es algo muy lento. Habrá que insistir de nuevo en la necesidad de que alguien se preocupe por el mantenimiento de este tesoro de manantial, si se le compara con los de Kamikolo.



Volvemos al hospital para saluda al médico, el Dr. Kasukila Paul, que ya está en la consulta. Visitamos con él lo que aquí llamamos el bloque quirúrgico.  La vista de esta pobreza de medios perturba nuestros pensamientos. Es realmente una sala de operaciones de emergencia, en la que se opera sin oxígeno, y por no haber no hay  ni un Ambú que permita una ventilación de urgencia. En caso de necesidad se practica el boca a boca.
Cambiamos las primeras impresiones con Paul en vistas a la reunión  que tendremos con todo el personal mañana. Pasamos por la maternidad y entramos en la sala de partos. Todo muy modesto pero limpio y cuidado. Se nota que está en manos de mujeres. En la sala postpartos hay siete mujeres con sus bebés.
Una de ellas, una adolescente, no sabe cuántos años tiene. Ha dado a luz dos mellizos a los que tienen en la cama entre tres garrafas de agua caliente que hacen las veces de incubadora.


Volvimos al hospital por la noche, sin previo aviso.   En el bloque quirúrgico   había dos personas operadas. Las salas estaban iluminadas por la luz de una vela.  El grupo electrógeno sólo se enciende para las operaciones y las ecografías. Cuesta ver estas imágenes, aunque siempre hay que buscarles el lado positivo. A pesar de todas las  deficiencias existentes en las instalaciones, hay personas que   han sobrevivido al haber podido ser operadas en ellas.
A una de las hospitalizadas se le ha practicado una cesárea ayer. En la penumbra de aquella luz casi fantasmagórica  se podía ver su cara feliz al lado de su bebé. Desde que esta sala comenzó a funcionar en 2008 se han practicado en ella unas 90 cesáreas sin que se haya registrado ningún fracaso. ¿Qué hubiera sido de todas esas mujeres  y sus hijos si esta sobrecogedora sala de operaciones no hubiera existido?
Dentro de dos semanas llegarán los dos ingenieros suizos que se van a ocupar de la electrificación del hospital y la instalación de la bomba solar. A partir de entonces habrá iluminación eléctrica durante la noche como ya la hay en la maternidad y las otras salas de hospitalización.

lunes, 14 de octubre de 2013

7ª Paella Solidaria


      Hola a todos, el próximo 10 de Noviembre en el Colegio de la Asunción de Flores del Sil se celebrará la 7ª edición de la Paella Solidaria, 

     Como siempre os pedimos un esfuerzo más para poder llevar a buen fín nuestro proyecto de Kilela Balanda, haz llegar este e-mail a tus amigos, familiares, etc , y asistir a nuestra paella el próximo día 10.

     ¡ Os esperamos!

   POR FAVOR COMUNICAR VUESTRA ASISTENCIA ANTES DEL DÍA 5, PUES NECESITAMOS SABER CON CUANTA PERSONAS CONTAMOS.
Saludos.

Loly Rodriguez.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Diario día 26 de Junio - 4ª Entrega

26 de junio
Hemos salido, tal como estaba programado,  a las seis de la mañana. Nos acompañan Kafrigel, nuestro fiel amigo, y un chófer.  En el 4x4 no cabe ni un alfiler más. Pero en Likasi habrá que meter todavía el pan para 8 días y otras pequeñas compras de última hora.
Esta amaneciendo y el aire es fresco. En muy poco tiempo salimos de la ciudad y nos encontramos rodando por la carretera que teóricamente une a Ciudad del Cabo con el Cairo. A nadie se le ocurriría emprender hoy semejante viaje. Se pueden ver las muchas instalaciones mineras que han ido naciendo en las afueras de Lubumbashi. Debieran ser un motivo de profunda alegría y sólo producen tristeza. En vez de polos de desarrollo solo crean miseria a su alrededor. La riqueza se va y aquí sólo queda un paisaje destruido, aguas contaminadas y escoria. Miles y miles de trabajadores que se intoxican en sus instalaciones, o pierden la vida en las canteras por sueldos que ni siquiera se pueden calificar de supervivencia.
Como cada mañana un río de gente converge hacia la ciudad para vender sus productos. Sobre todos ellos destacan los que transportan varios sacos de carbón vegetal sobre sus bicicletas. Se pregunta uno como pueden mantener el equilibrio sobre ellas.
Otros empujan un bulto enorme sobre dos ruedas: Es una bicicleta que desaparece bajo seis sacos de carbón  que solo dejan ver la mitad inferior de sus ruedas.  
A 55 Km de Lubumbashi  hay un camión volcado en medio de la carretera. Transportaba una carga tan alta de sacos de carbón que no pudo mantenerse en equilibrio. Adelantamos a uno de ellos en el que podemos ver a un hombre  profundamente dormido sobre la carga.  


Más adelante hay otros dos camiones accidentados. Es una zona de subidas y bajadas con fuertes pendientes en la que siempre que se pasa hay vehículos que han sufrido accidentes por ir excesivamente cargados. Ya a la salida de Lubumbashi le hemos dicho al chofer que no pase de 90 Km/h. La carretera está bien pero es imprevisible lo que se puede encontrar en estas curvas.



Habíamos querido salir temprano para llegar pronto a Kilela pero  a veces los caminos son tortuosos. Poco antes de llegar a Likasi había un control sobre el seguro del coche. Nuestro vehículo lo tenía caducado desde hace varios meses. Después de unas cuantas discusiones de Kafrigel con los policías de la barrera, uno de ellos se nos metió en el coche y nos acompañó hasta la oficina de SONAS, la compañía nacional de seguros. Como en estos casos la presencia de dos extranjeros complica las cosas, Kafrigel se preocupó de dejarnos en un bar restaurante antes de ir con el vehículo hasta la oficina. Allí aprovechamos para dejarnos regalar con una tortilla francesa, pan, margarina y café; todo un lujo.  Transcurrido un tiempo bastante largo volvió con Olivier, nuestro amigo de Likasi que tantas veces nos ha servido como contacto con Kilela Balanda, después de pagar el seguro sin ningún recargo ni otro tipo de sanción.



Compramos el pan y algo para comer en el camino y salimos para Kilela.
Antes de abandonar la ciudad ya el camino se vuelve muy complicado al atravesar el barrio de Panda, un barrio obrero construido en la época de la colonización y que era uno de los mejor cuidados de Likasi. Los baches de sus calles anuncian lo que serán los 98 Km que haremos hasta Kilela Balanda. La bajada para atravesar el río Panda ya tiene más de 10 cm de polvo. Una vez más lo está reparando manualmente el PAM (Programa de alimentación Mundial, de las N.Unidas) .
Al otro lado del puente comienza el territorio de la Zona de Salud de Kilela Balanda.  Un inmenso territorio de 10.000 Km2 que coinciden con la zona confiada a la Misión católica de Kilela Balanda.
El primer pueblo, justo al subir una empinada cuesta de 300 m después del río,  es Ditengwa, un pueblo muy largo en el que viven unas 3.500 personas.    El polvo que levantan los vehículos al pasar hace que todo tenga el color rojizo de la tierra del camino. En Ditengwa, como en todos los pueblos, hay cientos de niños que en vez de lucir sus hermosas y brillantes pieles negras, tienen también  el color rojizo del polvo. Juegan o se sientan en el suelo y después no hay un grifo para lavarse. Alguna gente recorre casi un Km para bajar hasta  el río. Hay muchos niños y niñas muy pequeños acompañados por hermanos o amigos  no mucho más mayores que ellos. Los niños deben   aprender a cuidar y cargar muy pronto con los hermanos que les siguen. Esas imágenes hacen doler el alma, el corazón, el estómago y hasta los huesos además de revolver las tripas.
Poco a poco nos alejamos de Likasi y nos adentramos en este territorio de sabana arbolada dejando detrás una nube de polvo.




Los baches son tan grandes que en algún momento irritan profundamente y se tensa el ambiente. Viajamos en un vehículo medianamente confortable y vamos cruzando o adelantando gente que camina a pie o transporta  pesadas cargas en bicicleta. Otros circulan, o se hacen transportar en moto, algunas veces son tres adultos más un bebé en la misma moto.  Ellos no tienen otra alternativa; y después de todo, sus huesos son como los nuestros.
Cruzamos   algún gran camión cargado de mercancías  y personas que viajan sobre la carga.








A una hora y media de camino atravesamos sin parar el segundo pueblo, Kitemena. Otros tres cuartos de hora, con uno de los peores tramos del camino, y estamos en Kamikolo donde paramos para saludar a la gente. Acaban de construir otra hermosa escuela de cuatro clases que todavía no funciona porque no tiene pupitres. Los de International Rescue Committee construyen escuelas pero no se preocupan del equipamiento.  Es el primer contacto directo con un poblado del interior en plena sabana. Es el mediodía y el sol cae vertical aunque la temperatura es relativamente fresca: estamos en la estación seca.



Les quedan 40 Km hasta el mercado de Likasi


De camino hacia el centro de salud saludamos a un grupo de hombres que están cimentando el suelo de una capilla de una secta, charlamos con ellos y nos acercamos a otros que construyen o reparan sus casas. Es una actividad normal en esta época del año en la que no se puede cultivar.





El Centro de Salud es un pequeño edificio construido en 2009. El aspecto que presenta es intolerable para nuestros médicos, pero es el centro de Salud del que dispone la gente. A pesar de todo allí se cura, se hacen partos y se puede tratar la malaria. Pudimos comprobarlo porque había dos pacientes internados. El ambiente no era muy aceptable  pero pudimos ver un recién nacido envuelto con mimo y primor en los brazos de su madre. A la  entrada uno lo hubiera cerrado de inmediato, después de lo visto más bien pensamos que habrá que intentar mejorarlo.










La asepsia y la higiene son dos conceptos difíciles en todo este ambiente. Uno tiene que recordar y preguntarse qué idea tenían nuestros abuelos, o quizás nuestros padres,   de esas cosas hace 80 años.   El desarrollo es siempre más lento de lo deseable, y ciertas cosas que han formado parte de nuestra historia con el tiempo llegan a parecernos inadmisibles.   
Kamikolo es un pueblo con un grave problema   de agua.  La gente se abastece en dos charcas, de difícil acceso, en las que el agua apenas corre y está turbia ante el incesante llenado de bidones. Para llenarlos hay que entrar dentro de la charca. Mejor no pensar demasiado en todo lo que esa agua puede tener.







A la salida del pueblo, a pesar de la hora y el calor, visitamos uno de los dos  puntos de abastecimiento de agua. Allí también fue difícil evitar el dolor del alma, el corazón y los huesos y ya casi el dolor de las tripas.
Una hora más tarde paramos para comer   después de haber dejado atrás el tercer poblado, Kasungwe. Paramos donde había menos polvo, a la sombra de un árbol. Un bollo de pan, plátanos y unas sardinas en aceite, regados con agua  a temperatura del coche fue nuestra comida.  
Todavía nos quedaba una hora y media larga para llegar a Kilela. Hicimos otra parada en Ngalu donde vive uno de los grandes jefes para saludarle, pero como no estaba continuamos   nuestro camino después de visitar la fuente y el lavadero que fueron arreglados en 2012.



También visitamos el centro de salud  que presentaba un aspecto desolador. Al lado se está construyendo un pequeño edificio que servirá como maternidad. Una vez más los sentimientos son encontrados y uno no sabe qué pensar. Pero esto es el África a la que intentamos ayudar.



jueves, 3 de octubre de 2013

VII Marcha Solidaria

El próximo 13 de Octubre a las 10,30 tendrá lugar la VII Marcha Solidaria, la salida y llegada se realizará  en la Plaza del Ayuntamiento y este año la recaudación de la misma será para la ONG Cooperación Bierzo Sur.

Esperamos vuestra participación!

Saludos

Diario día 25 de Junio - 3ª Entrega

25 de junio
Comenzamos el día reuniéndonos con todos los estudiantes que Caritas y Bierzo Ayuda tienen en Lubumbashi. Uno de ellos es Yuwino que ha terminado su licenciatura en Desarrollo agrícola y está a punto de volver a Kilela para comenzar su trabajo.

 
 
Los otros cuatro son Suzanne,  la becaria de Bierzo Ayuda que estudia enfermería en el  (ISTM) Instituto Técnico superior Médico de la universidad de Lubumbashi, Irene, Jules y Peter que cursan estudios en el (ISP) Instituto Superior de Pedagogía  para volver como profesores a la Escuela secundaria de Kilela.
La impresión general es buena y se ve el cambio que ya se ha operado en estos chicos y chicas que apenas si conocían la ciudad.   Es una satisfacción constatar que están siguiendo los estudios sin mayores dificultades después de haber hecho la escuela secundaria en Kilela. El nivel no es tan bajo como nos temíamos.
 
 

Aprovechamos la mañana para comprar algunos víveres y algunas cosas más para llevar   a Kilela. La mayoría  son importados de Bélgica y Sudáfrica, aunque se pueden encontrar cosas curiosas como sangría fabricada en España. Los precios  son más altos que en España y son prohibitivos para la inmensa mayoría  de los congoleños, cuyos sueldos mensuales  muchas veces no llegan a los 80 Euros. De hecho solo hay 3 supermercados de este tipo en Lubumbashi, una ciudad de casi dos millones de habitantes.  El lugar más común donde la gente compra sus alimentos es en la calle en la que  se exponen toda clase de productos de consumo diario.
Al medio día  ha habido una pequeña fiesta  de fin de curso en la casa seminario, con paella incluida, a la que estábamos invitados. Hemos comido  en la veranda en la que pasamos nuestras horas de la tarde-noche hablando y discutiendo sobre todo lo que vamos viendo.
 


Por la tarde visitamos a Reyes, una misionera española que lleva aquí muchos años trabajando en la enseñanza, en el tema de la formación continuada de los maestros. Editan una pequeña revista bimensual destinada a esa formación continuada.

Además han creado una cooperativa  de tejido, confección y bordado.  Ellas bordan  a mano, entre otras cosas unos preciosos manteles llenos de motivos africanos. Aprovechamos y encargamos una  camisa de muchos colores bordada para cada uno.

Entramos  también en algunas tiendas para comprar  alguna tela de los vistosos colores con los que se visten las mujeres de África aprovechando para caminar a pie por las calles del centro, en las que es muy raro ver  a los extranjeros.

La última actividad es preparar  y cargar el vehículo para salir mañana temprano para Kilela. Queremos aprovechar el fresco de la mañana para llegar pronto antes de que el sol nos achicharre por el camino.