Proyecto Kilela Balanda (República Democrática del Congo)

Este año nuestro proyecto, es la ejecución y puesta en marcha del Hospital de Kilela Balanda en la República Democrática del Congo, para ello necesitamos tu ayuda, únete a nosotros en esta iniciativa y haz feliz a unas personas que te necesitan. ¡Sé Solidario! Llámanos al teléfono +34987400466 o envíanos un e-mail a: bierzoayuda@movistar.es

lunes, 21 de octubre de 2013

Diario día 27 de Junio 5ª Entrega

27 de Junio

Hemos pasado nuestra primera noche en Kilela. Como la noche cae rápido, y la  luna  ya sale tarde    tenemos la oportunidad  de contemplar el cielo estrellado.  Es una de las maravillas del trópico a esta altura de 1.540 m sobre el nivel del mar. La farola más cercana se encuentra  a 98 Km en Likasi. Las únicas luces exteriores  visibles son dos bombillas de 55W en el hospital. Aunque realmente destacan en la oscuridad de la noche,  son irrelevantes a la hora de contemplar las estrellas. 
Ninguno de los dos hemos dormido muy bien. Las camas que tenemos quizás son las mejores de la zona   pero dejan bastante que desear. Uno dispone de luz en su habitación, el otro se arregla con un par de velas de las que habíamos previsto en nuestras compras en Lubumbashi.



A las seis amanece y 20 minutos  más tarde el sol  se levanta tímidamente en el horizonte. Como es la estación seca sale un poco escorado al Noreste. En Diciembre saldrá exactamente al Este.
Para desayunar hoy había pan fresco, mermelada y queso. Son los lujos que nosotros hemos traído de Likasi.   
Durante la mañana visitamos el conjunto de la Misión. Una Misión en África es todo un conjunto de edificios: escuelas, internados, sala de reuniones, Iglesia, casas para maestros, curas y monjas. Ya han comenzado las vacaciones escolares y está todo muy tranquilo. En las escuelas hay unos 1.000 alumnos/as matriculados pero ya están de vacaciones y se nota mucho su ausencia.
Comenzamos la visita por el internado de los chicos,  cuya rehabilitación está casi terminada.
Pasamos por el hospital y vemos la nueva cocina que Bierzo Ayuda subvencionó el año pasado. Es un lugar cubierto con cuatro fogones en los que los familiares de los enfermos preparan la comida, cada uno para su familia, sobre un brasero con carbón vegetal.


Antes de bajar la fuente de Ditó, una de las que se acondicionaron en 2011, vemos cómo tres hombres fabrican ladrillos con una prensa para cocerlos. Dos de ellos los fabrican para venderlos, el otro los utilizará para construirse una casa nueva. Utilizan la tierra de los enormes termiteros que tanto abundan en esta sabana arbolada. Es una arcilla resultado del trabajo de las termitas que han mezclado durante largos años la tierra con su saliva y sus excremento, convirtiéndola  en un materia prima óptima para fabricar ladrillos cocidos. 





Bajar a la fuente no es fácil. Uno piensa en la estación de lluvias cuando el piso mojado es tan deslizante. Desde arriba se ve una fila  de gente, niños y mujeres,  que espera su turno para llenar   sus bidones amarillos. Unos los transportan sobre sus hombros, otros sobre sus cabezas  o se ayudan de una bicicleta para transportar hasta 5 bidones, (100 litros de agua…). El esfuerzo es inmenso; se ve en la rigidez de los cuerpos cuando suben la pendiente del sendero. Esas filas desaparecieron cuando se acondicionó la fuente y pasó de  uno, a disponer de tres caños.
  

El aspecto general de los alrededores del manantial es bastante descuidado y hay agua estancada porque no se ha limpiado la suciedad que poco a poco se va acumulando. Una vez más queda claro que el desarrollo es algo muy lento. Habrá que insistir de nuevo en la necesidad de que alguien se preocupe por el mantenimiento de este tesoro de manantial, si se le compara con los de Kamikolo.



Volvemos al hospital para saluda al médico, el Dr. Kasukila Paul, que ya está en la consulta. Visitamos con él lo que aquí llamamos el bloque quirúrgico.  La vista de esta pobreza de medios perturba nuestros pensamientos. Es realmente una sala de operaciones de emergencia, en la que se opera sin oxígeno, y por no haber no hay  ni un Ambú que permita una ventilación de urgencia. En caso de necesidad se practica el boca a boca.
Cambiamos las primeras impresiones con Paul en vistas a la reunión  que tendremos con todo el personal mañana. Pasamos por la maternidad y entramos en la sala de partos. Todo muy modesto pero limpio y cuidado. Se nota que está en manos de mujeres. En la sala postpartos hay siete mujeres con sus bebés.
Una de ellas, una adolescente, no sabe cuántos años tiene. Ha dado a luz dos mellizos a los que tienen en la cama entre tres garrafas de agua caliente que hacen las veces de incubadora.


Volvimos al hospital por la noche, sin previo aviso.   En el bloque quirúrgico   había dos personas operadas. Las salas estaban iluminadas por la luz de una vela.  El grupo electrógeno sólo se enciende para las operaciones y las ecografías. Cuesta ver estas imágenes, aunque siempre hay que buscarles el lado positivo. A pesar de todas las  deficiencias existentes en las instalaciones, hay personas que   han sobrevivido al haber podido ser operadas en ellas.
A una de las hospitalizadas se le ha practicado una cesárea ayer. En la penumbra de aquella luz casi fantasmagórica  se podía ver su cara feliz al lado de su bebé. Desde que esta sala comenzó a funcionar en 2008 se han practicado en ella unas 90 cesáreas sin que se haya registrado ningún fracaso. ¿Qué hubiera sido de todas esas mujeres  y sus hijos si esta sobrecogedora sala de operaciones no hubiera existido?
Dentro de dos semanas llegarán los dos ingenieros suizos que se van a ocupar de la electrificación del hospital y la instalación de la bomba solar. A partir de entonces habrá iluminación eléctrica durante la noche como ya la hay en la maternidad y las otras salas de hospitalización.

No hay comentarios:

Publicar un comentario