Proyecto Kilela Balanda (República Democrática del Congo)

Este año nuestro proyecto, es la ejecución y puesta en marcha del Hospital de Kilela Balanda en la República Democrática del Congo, para ello necesitamos tu ayuda, únete a nosotros en esta iniciativa y haz feliz a unas personas que te necesitan. ¡Sé Solidario! Llámanos al teléfono +34987400466 o envíanos un e-mail a: bierzoayuda@movistar.es

miércoles, 26 de septiembre de 2012

2ª Entrega del viaje de Tino


Viernes 14 de septiembre

Hoy es el día del Cristo en Bembibre, Villafranca, Villar de los Barrios y también en Benavides de Órbigo. Recuerdo la canción que tantas veces cantamos aquí, en aquellos años en los que tanto empeño pusimos trabajando entre los Kaonde, con mi compañero de entonces, Lito, que es de Benavides: “Fui al Cristo y enamoreime………”.
El año pasado en estos días abandonamos Kilela para volver a Ponferrada; ahora acabo de llegar  para quedarme hasta el día 1 de octubre. Llegamos ayer  a las 15,30  después de un largo viaje. Habíamos salido de Lubumbashi antes de amanecer,  justo cuando la campana de la catedral y el muecín llamaban a los fieles a dos lugares bien distintos para rezar. A esa hora el aire es fresco y la carretera está vacía hasta Likasi. Allí compramos el último pan fresco y pusimos rumbo a Kilela por una pista polvorienta pero con menos baches que en el mes de Abril.
Dos días antes hubo una gran tormenta a lo largo de muchos kilómetros y había aplastado el polvo. Encontramos un camión que llevaba dos días atascado en un bache muy profundo, lleno de polvo antes de la lluvia y después una trampa pegadiza para un chofer sin experiencia en esta pista. En las zonas en las que no había llovido  íbamos dejando una  nube de polvo indescriptible. 
Paramos unas cuantas veces para añadir  agua al radiador del coche, algo muy frecuente con los viejos coches de África. Cuando bajábamos miraba los neumáticos y pensaba que era mejor no pensar: dos en diagonal estaban muy bien y dos en la otra diagonal totalmente lisos; algo también muy frecuente en estos caminos.
Ya en Addis Abeba cuando subimos al avión para Lubumbashi miré las dos ruedas delanteras, no es una manía,  y una estaba perfecta y la otra como la del coche de Kafrigel;  lo había visto en el aeropuerto de Lubumbashi cuando me fui en abril. Eso quiere decir que no es casual y que es mejor creer en los ángeles que me ayudaron a la llegada el lunes en Lubumbashi.
Hoy hemos pasado en revista los trabajos que se están llevando a cabo en el internado de chicos.  Me cuesta creer lo que estoy viendo. Será magnífico. ¿Quién hubiera podido imaginar que el internado de chicos de Kilela tendría el suelo de plaqueta un techo blanco en todo el edificio? Se acabó la desolación que había dejado tras de sí   la compañía de militares que lo ocupó   de 2000 a 2002. No sería justo si no escribo aquí gracias a  Manos Unidas que nos acompañaron el mes de abril para verlo y decidir financiar su rehabilitación; ya será operativo en octubre.
Decidimos también donde situar la nueva cisterna que Bierzo Ayuda va a instalar para recoger más agua de la lluvia para el hospital. Serán ya tres con una capacidad total de 15.000 litros. Mañana empiezan a construir la base de piedra para colocarla. También decidieron donde construir dos clases nuevas que subvenciona el IRC (International Rescue Committee). Así habremos sumado 11 nuevas clases en Kilela mismo los dos últimos años.  En toda la zona ya suman 34.
                                             
Domingo 16 de septiembre

Ha habido un día precioso; el cielo está claro y el viento se ha llevado la canícula brumosa  de estos días que hasta de noche impide ver este cielo enamoradizo del trópico. Hoy la misa dio comienzo a las 8 de la mañana. Los días de semana es a las 6h, justo al amanecer. La celebración ha durado, como todos los domingos, casi tres horas.
En esta época hay poca gente en el pueblo. Ayer por la tarde lo hemos recorrido saludando a  los pocos que encontramos. Quería ver los seis pozos excavados a mano en los que algunas familias se abastecen de agua. Uno de ellos tiene 12m de profundidad por uno de ancho. En el primero pidieron una polea para sacar los cubos llenos. Le prometimos regalársela, con una cuerda gruesa, si construye un brocal que impida la entrada del agua de lluvia y los arrastres que ocasiona la utilización del mismo pozo. Se la ofrecimos a los otros cinco con la misma condición. Es una manera de estimular esta solución para el abastecimiento de agua de las familias. En Kilela hay varias fuentes acondicionadas pero todas están a unos 750 metros de distancia de las viviendas. El acarreo diario  del agua supone mucho tiempo y más esfuerzo para las mujeres y las niñas y los niños. Veremos el resultado el próximo sábado cuando  pasemos de nuevo por sus casas.
La verdad es que el problema de su agua tanto en el hospital como en sus familias nos preocupa más a nosotros que a ellos mismos. Es el fruto de no haberla tenido nunca. ¿Cómo echar en falta aquello que no conoces?  Eso ocurre con el agua y con todo lo que concierne a la higiene. Será necesario un largo trabajo de educación para la salud del que tantas veces hemos hablado en Bierzo Ayuda y que aquí tarda en materializarse. El factor tiempo juega siempre un papel determinante en los temas de desarrollo. Lo importante es no perder la paciencia y no dejar de caminar hacia el objetivo marcado.

Está cayendo la tarde y las sombras ya son muy alargadas; dentro de una hora ya será de noche;  la noche es tan oscura hasta que no vuelva la luna… Eso será ya para el final de mi estancia aquí. Hace tres días que he llegado y tengo de nuevo la sensación de no haberme ido nunca. Siempre me acogen tan bien y agradecen tanto que no se les olvide.
Hoy ha llegado de nuevo el camión con una carga de arena. No sé si se va esta noche o mañana por la mañana. Por eso quiero darles ahora el pincho para que alguien en Likasi os haga llegar el contenido. La gente os recuerda a todos por vuestro nombre. 
Me va bien en todos los aspectos; mejor de lo que preveía. Sí, estoy bien y, una vez más, está valiendo  la pena hacer este viaje interminable entre Ponferrada y Kilela Balanda. Tenemos comida, agua corriente, aunque con sus dificultades, un  panel solar nos permite alumbrar las largas tarde-noches del trópico y recargar el ordenador para trabajar un poco con él. Se puede pedir mucho más pero esto ya es todo un lujo del que sólo disfrutamos algunos afortunados.











No hay comentarios:

Publicar un comentario