Proyecto Kilela Balanda (República Democrática del Congo)

Este año nuestro proyecto, es la ejecución y puesta en marcha del Hospital de Kilela Balanda en la República Democrática del Congo, para ello necesitamos tu ayuda, únete a nosotros en esta iniciativa y haz feliz a unas personas que te necesitan. ¡Sé Solidario! Llámanos al teléfono +34987400466 o envíanos un e-mail a: bierzoayuda@movistar.es

viernes, 16 de septiembre de 2011

Tercera y última entrega del viaje a Kilela Balanda

 6 de septiembre

Ponferrada se estará  animando estos días para celebrar  la Encina. No tenemos ni idea de lo que ocurre en España. Las dos únicas radios que escuchamos son radio Lubumbashi y Radio France Internacional, en su emisión para África.
Son las cinco de la mañana y todavía hay que utilizar la vela para ver el teclado. El pequeño panel solar del que disponen en la casa no es suficiente para el consumo actual, que incluye la recarga de algún aparato más durante estos días. Aquí cuando hay algo suele ser lo justo; lo normal es que se quede por debajo de lo necesario. 
La luna sigue creciendo y con ella la luminosidad de los atardeceres. Sorprende verla justo sobre nuestras cabezas a las 7 de la tarde. Es la luna del trópico con sus cuernos al revés de cómo la vemos en el hemisferio norte en sus cuartos creciente y menguante.
El domingo hubo Munkoyo popular para inaugurar la fuente con su lavadero. Después de la misa nos fuimos todos hasta allí con la gente; el coro parroquial vestía su uniforme de gala estrenado esta mismo día. Hubo bendición solemne con cantos y tambores acompañados de los mikunda de las mujeres (esos gritos que solo las africanas saben emitir para manifestar su alegría). Ya bastante tarde, a las cuatro, nos dieron una comida en la sala recientemente rehabilitada para las mujeres. De paso quedaron inauguradas la sala y la fuente.

Ayer comenzó la última semana de nuestra estancia aquí sacando más barro de uno de los aljibes recuperados. Vaciar a pala 35 metros cúbicos de lodo compactado por años de abandono es un trabajo terrible. Un grupo de hombres ya lleva prestados 5 días de trabajo voluntario en trabajos relacionados con el agua. Representan a toda la comunidad. Ayer al menos la mitad pertenecían  a una comunidad metodista porque a la hora del Munkoyo dijeron que ellos no bebían alcohol, solamente bebidas dulces. Están de moda unos sobrecitos con un concentrado que algunos consumen directamente y otros lo mezclan con un poco de agua.
Es una sorpresa la alta  participación del pueblo en los trabajos en este período en el que mucha gente ya está preparando sus campos. Supongamos que las mujeres han puesto a los maridos contra las cuerdas para que colaboren. Hay que verlas lavar en un pequeño balde, encorvadas hasta el suelo para comprender el gran problema de la falta de un lavadero. Está  ocurriendo como con las escuelas: es la gente la que viene a ofrecer su colaboración para el arreglo de su manantial. En 2007 fue necesario un largo debate con los jefes para que se aceptara su  participación en los trabajos en las escuelas. Ahora vienen a solicitarlas. El sábado vino el Jefe Shamalenge a recordarnos el compromiso adquirido con él  el mes de abril en el que se prometió construirle tres clase en 2012.
Ayer también se entregó  al hospital un poco de material y productos de limpieza. En nuestro equipaje habíamos incluido unas fregonas, los escurridores, y unos rollos de bayetas. Pudimos encontrar en Lubumbashi unos  estupendos mangos de madera, además de los cubos.   Toda una innovación tecnológica.
Magda ha recuperado su viejo ritmo de trabajo y pasa parte de la mañana por el hospital. Todos los días hay algún parto, y todos los días constata que la actividad es demasiado baja.  Esperamos que la rebaja de las tarifas en el 70% propuesto a partir del 1 de octubre ayude a mejorar la utilización. Ayer quiso visitar el centro de salud que gestionan directamente desde la zona de salud y le dijeron que vuelva hoy. Quien sabe lo que había dentro, o cómo estaba. Fue el médico director del hospital, Christian, que se encontraba allí en ese momento quien se lo dijo muy amablemente.
Como no podía ser de otra manera, también ayer nos reunimos dos horas con los docentes para iniciar la formación permanente ya ahora, utilizando los medios disponibles, a la espera de poner en marcha el Plan  de formación continuada durante tres años, a partir de julio de 2012. El agua y las escuelas ocupan la mayor parte del tiempo. Se detecta hambre de cambio. Hay signos positivos en las ciudades y están llegando a las zonas rurales. Ahora mismo la pregunta que se repite en todos los encuentros y reuniones es, Qué podemos hacer nosotros por nosotros mismos. Todo es tan  precario.
La  bajada interminable  al infierno de la miseria, a la que Mobutu empujó al país durante su larga dictadura de 34 años y que continuó 8 años más, hasta 2006, a causa de la guerra provocada por Paul Kagame desde Rwanda, se ha terminado. La recuperación se deja ver más y más en las ciudades. Kagame es otro de los que deberían pasar por el Tribunal Penal Internacional. Son tantos en África….
Ya amanece y los cantos de los gallos se unen  al carillón del termitero que invita a la misa matinal y a los hermosos cantos de los pájaros que se preparan para criar de nuevo  durante la estación de lluvias. Se va notando lentamente el cambio de estación. El viento llega ahora un poco más cálido, bastante fuerte en las horas centrales del día, aunque la temperatura sigue siendo muy agradable.
Hay que volver a serrar los bollos de pan  para el desayuno. Ahora ya será así hasta el final, para nosotros, porque para los que se quedan   es así prácticamente todos los días, cuando lo tienen.

7 de septiembre
Es el día de los fuegos en Ponferrada. No, no tenemos  nostalgia. Hoy el constructor ha dicho que se retrasa la vuelta a Lubumbashi hasta el martes 13  y nos alegra estar aquí un día más. Esta mañana hemos pasado por las escuelas para ultimar algunos documentos en vista a una solicitud de subvención que tenemos previsto presentar para rehabilitar el internado de los chicos.
Las clases han comenzado oficialmente el lunes. Vinieron a clase únicamente dos de los niños del Director. Hoy no había ningún niño y sólo estaba presente la mitad del profesorado. Nos han explicado que como es una época en la que los padres están en los campos, se llevan a los niños con ellos hasta primeros de octubre. Que lejos estamos de aquellos años 1965-76 en los que la escuela funcionaba tal como preveía el calendario escolar.
Hay un folletito, escrito por el P. Ekwa, un jesuita congoleño,   que se titula  “La bajada al infierno de la escuela congoleña”. El título lo dice todo y estremece leerlo, aún cuando uno conoce la realidad. La escuela fue una de las grandes víctimas del partido único y de la rapiña insaciable de aquel dictador nauseabundo.
Como hay que pasar bastantes horas en los manantiales para animar los trabajos,  es una ocasión para contemplar  el tremendo esfuerzo que supone el aprovisionamiento de agua de las familias. Duele ver a niños tan pequeños subir la pendiente del manantial cargados con esos bidones de 20 litros. Es un dolor contemplar como lo van moviendo de 15 en 15 centímetros y entonces vuelve el sueño de la bomba solar.
Se está trabajando en 4 manantiales.   El del Ngalu  ya no habrá tiempo de construirlo; iremos a plantearlo y lo harán después con el constructor. Estamos muy satisfechos porque se ha ido más lejos  de lo que nuestras expectativas preveían, tanto en participación del pueblo como  en el número de fuentes acondicionadas con lavadero.  Es una gran alegría poder decir que valía la pena hacerlo. Entre tanto hemos mejorado nuestra silueta y bajado el nivel de colesterol. ¿Se puede pedir algo más cuando al acabar el día hay  agua corriente para ducharse?. 




9 de septiembre
Los días pasan y a decir verdad el cansancio va haciendo mella. Las condiciones de vida, aunque infinitamente mejores que las del resto de la gente, no son fáciles.  Creo que habíamos calculado bien el número de días a pasar aquí como huéspedes  y cuando la organización de la vida no depende de uno mismo.
Parece ser que mañana llega la ministra de la Educación en campaña electoral. Las elecciones son también  el 20 de noviembre. Parece ser que ha pedido alojamiento en la Misión. Esta muy bien que venga porque cuando fueron a retirar los 200 pupitres sólo les dieron 130. En un pequeño lapso de una hora alguien orientó hacia otro lugar 70 pupitres y los vamos a reclamar. 
Aquí también es la hora de las promesas encantadoras, de que se va a acabar con el paro, con la crisis y no sé cuantas cosas más. Entre tanto la gente recibe una camiseta made in China que no resiste el primer lavado, quizás algún paquetito de azúcar  o una racioncita de pescaditos salados del lago Tanganika, a cambio de una papeleta que será un maná para los que salgan elegidos o decidan mantenerse fraudulentamente en el poder. Viva la democracia… aquí y ahí.
Ha vuelto el viento fresco del Este que mantiene una temperatura envidiable. Es un poco molesto por la fuerza con que sopla. Lo echaremos de menos de vuelta a Lubumbashi donde nos han dicho que ya se deja sentir el calor.
Ayer ha venido el Dr. Laurent del BDOM. Hemos firmado los papeles y todos están contentos. Ha quedado claro que ante la escasez de enfermos, Bierzo Ayuda espera que el personal del hospital se implique en la educación para la salud de la población a cambio de la ayuda que van a recibir. Laurent les ha traído un buen material informativo al respecto así como algunos murales. No asistió a la reunión el médico Jefe de zona, cosa que nos ha sorprendido. Hay una guerra solapada entre hospital y zona de salud. Es normal que desde la zona de salud no vean con muy buenos ojos la bajada de las tarifas en el hospital, pero nada puede impedirlo legalmente; es el propietario del hospital quien fija las tarifas. El personal sí está muy contento y se le ha visto motivado. Las relaciones internas entre  los responsables del hospital se han clarificado y parecen más cordiales que en abril.

Hay otro camión Express que sale a las 3 de la tarde camino de Likasi con personas, cosas y animales, cada uno con su tarifa a pagar. Las personas pagan 5.000 francos (5$), una cabra o un cerdo pagan lo mismo, un saco de maíz 1.000 y los pollos o gallinas viajan gratis. Parece gracioso pero hay que ver salir el camión para comprender. Afortunadamente circulan muy despacio y puede tardar entre 6 y 8 horas en cubrir los 100 km hasta Likasi, siempre que no haya ninguna avería  y tarde dos días en llegar. Cuando vinimos hace dos semanas encontramos gente conocida que ya estaba llegando a pie a Likasi porque el vehículo en el que viajaban se había quedado a 25 km con el chasis roto.
Aprovechamos para enviar el último pen drive a Olivier para que os lo remita. El próximo mensaje intentaremos enviarlo el miércoles día 14 desde Lubumbashi.
Un abrazo


Hace varios días se ha producido un hundimiento en una de las galerías de explotación minera artesanal en Kimpese y ha habido varios muertos. Kimpese está a 90 Km de aquí y no hay noticias precisas sobre el número de muertos. En Kimpese hay cobalto, cobre, oro y uranio. Todo lo necesario para producir otra bolsa  de miseria insoportable, como ocurre siempre alrededor de cada fuente de riqueza en África. Petróleo, madera, coltán, oro, cobre… qué más da, el resultado siempre es el mismo: cientos y cientos de trabajadores en condiciones de miseria extrema. Allí estuvimos el mes de mayo inaugurando una escuela. Muy cerca está la vieja mina   de Shinkolobwe de donde salió el uranio de las primeras bombas atómicas.
Otra de las noticias de estos días es la fuga de 900 prisioneros de la cárcel de Kasapa en Lubumbashi. Entre ellos se ha fugado uno de los jefes de los rebeldes Mai-mai, un lunático extremadamente sanguinario que se inspiraba en la Biblia para justificar sus atrocidades.




12 de septiembre
Hoy es nuestro último día en Kilela. Es la hora de hacer un pequeño balance que no siempre es tan positivo como une desearía. Por un lado se ha dado un paso extraordinario en el abastecimiento de agua; 6 manantiales acondicionados que abastecen a una 9.000 personas, incluidos los pueblos de Ngalu y Lukila, con otros tantos lavaderos para la ropa. Se han recuperado dos viejos aljibes con un abastecimiento directo de dos fuentes. Los lavaderos es algo muy innovador en el país. El director del BDOM no se lo podía creer. Conoce bien toda la provincia de Katanga, algo así como España, y no había visto ninguno. Las mujeres están muy contentas y los hombres también.
Por otro lado siempre hay que exigir y pedir cuentas, lo que nunca es agradable. El generador  portátil del hospital está sirviendo para todo tanto en la Misión como en la zona de salud. Se ha decidido fijarlo en un bloque de hormigón soldado a un chasis de hierro para que nadie pueda moverlo. He visto la cara de contrariedad de los responsables de ambos lados, pero hemos visto la cara de satisfacción de los enfermeros que ven como quien manda se aprovecha. Fue comprado el año pasado para asegurar la alimentación de la sala de operaciones en caso de necesidad. En alguna urgencia ha sido necesario buscarlo durante la noche  a más de un km de distancia. Haremos lo mismo con la bomba del agua para el hospital, que tendrá su propio sistema de bombeo  independiente del de la Misión.
Un técnico revisa hoy los paneles solares para colocar las baterías que estarán cerradas en cajas metálicas con dos candados con llave en manos del responsable de la Misión y el responsable del hospital para protegerlas de cualquier manipulación. Todo esto duele a todos: a quien lo exige y a quien le es exigido. No todos son rosas, pero hay muchas flores  entre todas las cosas. 
Tres semanas aquí es más que suficiente; incluso un poco largo. El cansancio se deja sentir en muchos aspectos: el descanso es deficiente, la comida no es la más apetecible, el agua siempre hervida, el pan duro de 10 días, la higiene es la que es, y uno ya está contento de saber que hacia las seis de la tarde, cuando empieza a caer la noche, se dispone de un chorro de agua fría para ducharse y utiliza sus chanclas para no poner los pies en el cemento  del piso. A todo ello hay que añadir que somos huéspedes y la organización de tu propia vida está condicionada a la mentalidad de otras personas.
La escuela que tenemos en construcción está casi terminada; con ella se han completado las clases necesarias en Kilela pueblo.
Sencillamente es tiempo de irse y descansar un poco. Nos iremos en el viejo vehículo del constructor aprovechando su vuelta a Lubumbashi. Ayer volvimos a Ngalu para despedir al Jefe y pedirle su firma sobre algunos documentos. Pretendemos rehabilitar el internado de chicos el año próximo y es necesaria su colaboración.  Hoy están trabajando en la construcción de la fuente y el lavadero. Habían juntado un gran montón de piedras y seguro que hoy serán muchos los hombres que trabajarán con el constructor a la cabeza.  La fuente está al lado de la carretera y mañana al pasar pararemos para ver qué han hecho hoy.
 
14 de septiembre

Ayer dejamos Kilela Balanda.   El calor, el polvo, la calidad del vehículo, los socavones de la pista y un poco de hambre hicieron  el camino bastante duro y largo. Salimos a las 10 de la mañana y ya anochecía cuando entramos en Lubumbashi hacia las 7 de la tarde. Hicimos dos paradas entre  Kilela y Likasi: una para ver la fuente-lavadero de Ngalu y la otra en Kamikolo para estirar un poco las piernas. Ya en Likasi pasamos a saludar a  Ana, la última de las madres  dominicas del hospital de Panda.
Entre Likasi y Lubumbashi paramos a ver un viejo amigo, trabajador con Magda en el hospital durante muchos años. Un matrimonio con 18 hijos de los que hace dos años vivían todos y ahora ya solo son 14. El está bastante enfermo y quizás haya sido el último encuentro. Dos de sus hijos estuvieron presentes todos los días en los trabajos más duros del vaciado de los aljibes recuperados. Edouard siempre fue un hombre muy alto y fuerte muy bien proporcionado casado con una mujer de las mismas condiciones  que procrearon una familia muy hermosa.
La entrada en Lubumbashi al atardecer tenía algo de fantasmagórico. Ya a 30 km de la ciudad comenzaba la mezcla del polvo con el humo de las fundiciones de cobre,   que  cubre la ciudad en estas semanas previas a las lluvias. A la altura del aeropuerto, cuando se contempla el panorama desde el puente que sobrevuela la vía del tren, a uno le dan ganas de darse la vuelta en busca del viento del Este que con tanta insistencia sopla en Kilela en esta estación seca.
Entramos en la ciudad en medio de un caos de tráfico inimaginable. Lo bueno es que la gente no se enerva y si se pita es siempre con suavidad. No se oyen esos claxonazos que denuncian el nerviosismo de los conductores.
A nuestro vehículo ya sabíamos que le faltaba un faro, no porque no alumbrara sino porque no lo tenía, pero no sabíamos que íbamos en medio de todo ese tráfico, sin luz porque el otro había dejado de funcionar. La caja de velocidades renqueó todo el camino para meter la segunda y fue un gran alivio vernos delante de la catedral, a cuyo lado estamos hospedados.
Esta mañana hemos ido a confirmar el viaje de vuelta a la agencia de Ethiopian y luego pasamos por la librería de San Pablo donde compramos toda una pequeña biblioteca para el hospital,  sobre temas de educación para la salud y otras cosas interesantes sobre la maternidad, la alimentación, etc. Un tesoro de 22 libros, muy adaptados al nivel existente en Kilela.
Seguimos siendo los únicos blancos que van a pie. Todo el que nos aborda por la calle nos llama Mupadiri y Sere: Padre y Hermana. Sin duda que no hemos perdido nuestro viejo aire misionero, sería imposible, pero todos saben que no hay más blancos  a pie por la ciudad, si no es un misionero/a o algo parecido. Ninguno, ni los de las ONGs.
Paseando por Lubumbashi se siente la satisfacción de comprobar que se ha reinvertido el ciclo maldito de la bajada al infierno de la miseria. La actividad económica es grande y ya se nota en ciudades como Likasi, donde el tiempo seguía parado en las más absoluta de las decadencias. Hasta en Kilela hay más camiones que llegan y varias casa se están construyendo el ladrillos cocidos. Los camiones que llegan van y vuelven con mercancías y personas. Ayer encontramos tres,  que habíamos visto salir de Kilela el día antes, averiados a medio camino. Toda una odisea para la gente que viaja en ellos.
Nuestra estancia está a punto de terminar con sus luces y sus sombras, pero las luces cubren las sombras y es hora de decir, Gracias a Dios. 

Magda  y Tino
  


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