25 de junio
Comenzamos el día reuniéndonos con
todos los estudiantes que Caritas y Bierzo Ayuda tienen en Lubumbashi. Uno de
ellos es Yuwino que ha terminado su licenciatura en Desarrollo agrícola y está a punto de volver a Kilela para comenzar
su trabajo.
Los otros cuatro son
Suzanne, la becaria de Bierzo Ayuda que
estudia enfermería en el (ISTM)
Instituto Técnico superior Médico de la universidad de Lubumbashi, Irene, Jules
y Peter que cursan estudios en el (ISP) Instituto Superior de Pedagogía para volver como profesores a la Escuela
secundaria de Kilela.
La impresión general
es buena y se ve el cambio que ya se ha operado en estos chicos y chicas que
apenas si conocían la ciudad. Es una
satisfacción constatar que están siguiendo los estudios sin mayores
dificultades después de haber hecho la escuela secundaria en Kilela. El nivel
no es tan bajo como nos temíamos.
Aprovechamos la mañana para comprar algunos víveres y algunas cosas más para llevar a Kilela. La mayoría son importados de Bélgica y Sudáfrica, aunque se pueden encontrar cosas curiosas como sangría fabricada en España. Los precios son más altos que en España y son prohibitivos para la inmensa mayoría de los congoleños, cuyos sueldos mensuales muchas veces no llegan a los 80 Euros. De hecho solo hay 3 supermercados de este tipo en Lubumbashi, una ciudad de casi dos millones de habitantes. El lugar más común donde la gente compra sus alimentos es en la calle en la que se exponen toda clase de productos de consumo diario.
Al medio día ha habido una pequeña fiesta de fin de curso en la casa seminario, con
paella incluida, a la que estábamos invitados. Hemos comido en la veranda en la que pasamos nuestras horas
de la tarde-noche hablando y discutiendo sobre todo lo que vamos viendo.
Por la tarde visitamos
a Reyes, una misionera española que lleva aquí muchos años trabajando en la
enseñanza, en el tema de la formación continuada de los maestros. Editan una
pequeña revista bimensual destinada a esa formación continuada.
Además han creado una
cooperativa de tejido, confección y
bordado. Ellas bordan a mano, entre otras cosas unos preciosos manteles
llenos de motivos africanos. Aprovechamos y encargamos una camisa de muchos colores bordada para cada
uno.
Entramos también en algunas tiendas para comprar alguna tela de los vistosos colores con los
que se visten las mujeres de África aprovechando para caminar a pie por las
calles del centro, en las que es muy raro ver
a los extranjeros.
La última actividad es
preparar y cargar el vehículo para salir
mañana temprano para Kilela. Queremos aprovechar el fresco de la mañana para
llegar pronto antes de que el sol nos achicharre por el camino.
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