28 de Junio
El amanecer es frío en esta época del año. La
salida del sol ha sido espléndida. La atmósfera no es tan nítida como durante
las lluvias, cuando las trombas de agua la limpian a diario. Una débil capa de
humo de los numerosos fuegos, visibles desde el avión muchos Km antes de
aterrizar en Lubumbashi, flota en el ambiente.
Se agradece poder poner algo caliente para ir
a misa o pasear a las seis de la mañana.
Ayer por la tarde llegó el Dr. MWANSA
Laurent. El es el responsable de los servicios médicos de la diócesis de
Lubumbashi que tiene 4 hospitales en la zona rural y unos 20 centros de salud
en las zonas urbanas. Ha venido para presidir la reunión con todo el personal
del hospital.
Han aprovechado para agradecer la
colaboración de Bierzo Ayuda. En ningún momento nadie insinúa o pide el incremento de las primas del
personal. Si desean que la colaboración se
amplíe en la medida de lo posible.
Al
finalizar se les hace entrega de una camiseta de Bierzo Ayuda, que sella en
cierta manera nuestro compromiso con ellos.
Joseph
Mbaita es un enfermero diplomado, autóctono de Kilela Balanda, formado en
Likasi hace varios años. Es un viejo conocido que recibió ayuda para sus
estudios. Hoy es el Gerente del Hospital. Es un hombre de plena confianza. Pasamos por su despacho y le entregamos un
lote de productos de limpieza comprados en Lubumbashi y fregonas que hemos
traído de España. Ayer hemos visto la que estaba utilizando una
de las limpiadoras y apenas si le quedaban cuatro hilos. Todo se aprovecha al
máximo. Le preguntamos por el ordenador portátil que se les entregó el año
pasado y sigue funcionando sin problemas.
Hablamos de la importancia del mantenimiento y del
cuidado del los edificios y el mobiliario y nos cuenta que no hay mantas y las
sábanas son muy escasas.
Nos
acompaña para visitar la sala que se utiliza como recepción y archivo, una de las salas pendientes de rehabilitar. A
continuación visitamos la que será la casa del médico, al lado del
hospital, en la que se han invertido
2.500 dólares para rehabilitarla.
Visitando
estos edificios a veces guardamos silencio y otras hay algún cabreo, no sabe
uno contra quien. ¿Cómo puedes ver el polvo en un carrito de medicamentos e
instrumental, cuando todo lo que te rodea desde que naces es del color del
polvo? Se nace en una casa de adobe, sin revocar o pintar, cuyo piso es de tierra batida y cuando has
limpiado los zapatos y das dos pasos ya
empiezan a palidecer.
Por
eso no se sabe contra quién dirigir el
profundo cabreo que te embarga. Después de todo habría que enfadarse contra la
falta de oportunidades de esta gente,
frente a tantas como nosotros hemos
tenido.
Por
la tarde caminamos por el pueblo en dirección hacia Likasi. Vamos a visitar las oficinas de la zona de
salud, la casa del médico jefe de zona y el manantial más importante de Kilela
conocido como fuente de Sodí o de los japoneses.
La
gente aprecia mucho estos paseos entre sus casas. Después de todo somos viejos
conocidos y por eso somos bienvenidos. Vamos
rodeados de unos cuantos niños que hoy tienen una distracción añadida
siguiendo estos forasteros de otro color llegados de muy lejos.
Una
mujer reclama nuestra atención: “Tata
Florentino y tú pasa sin saludarme?”
Esta sentada dentro de su casa y aprovechamos para colarnos dentro. Una casita
pequeña que sólo vale para cobijarse durante la noche. Es una oportunidad única
para conocer el interior de una vivienda en la que no hay prácticamente nada.
La gente se las arregla así: con nada o con casi nada.
Encontramos
un niñito de poco más de dos años con una escayola en la pierna derecha. Como todos los niños está sentado en el
suelo. Una imagen perfecta de la debilidad de un ser, y al mismo tiempo llena
de una ternura que conmueve.
La
fuente de Sodí es muy abundante y se puede recuperar más agua. Esperamos que los ingenieros suizos que llegarán pronto, hagan un proyecto para
subirla para todo el pueblo.
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