24 de junio
Llegamos al Congo con la luna llena
que vemos subir después de cenar sobre
los mangos en flor. Decir los mangos en flor es mucho decir porque están
cubiertos de una espesa capa de polvo rojizo que no se quitarán de encima hasta
las primeras lluvias a finales de septiembre o comienzos de octubre. La
luna palidece detrás del polvo en
suspensión que flota en el aire de toda la ciudad y que se hace más visible a
estas horas de la tarde-noche a la luz de las escasas farolas de la calle.
Hoy ha sido nuestro primer día
completo en Lubumbashi. Ha estado lleno
de sorpresas y emociones. Ayer ya habíamos quedado con nuestro amigo el Dr.
Swana para visitar el Hospital General de referencia de Lubumbashi. A las 9
teníamos cita en la Procura con él, pero su trabajo no le permitió llegar hasta
las 10. Aprovechamos ese tiempo para tomarle el pulso al corazón de la ciudad
dando una vuelta por la plaza Tshombe en el centro de Lubumbashi.
Nos acompaña Kafrigel
lo que nos permite hacer algunas fotos sin problemas. En principio no está bien
visto que los extranjeros hagamos fotos por la ciudad y cualquier policía
caprichoso, o necesitado de un dinero extra, podría intentar quedarse con la
cámara por haberla utilizado en la calle.
La Procura se encuentra al lado de la
catedral, en pleno centro de Lubumbashi. Aprovechamos para saludar a todos
nuestros viejos amigos que trabajan en este lugar en el que también se
administra nuestra cuenta del Hospital de Kilela.
A la hora convenida nos dirigimos a
la Dirección provincial de la Salud para buscar al médico acompañante que
guiará nuestra visita al hospital. Podemos hacerlo porque Swana ha conseguido un permiso especial sin
el cual no sería posible entrar.
El hospital Sendwe, en el momento de la independencia en 1960, era uno de los mejores hospitales
de África.
La turbulenta historia
del Congo le ha convertido en un hospital sin medios, de paredes y pisos
desconchados y en algunos lugares olores difícilmente soportables. Sendwe es un fiel reflejo de la historia de un país en el que el Estado
ha dejado de existir durante varios años y que sigue encontrando demasiadas
dificultades para poder ofrecer a sus ciudadanos los
servicios básicos que cualquier estado debe poder garantizar: Educación,
sanidad, seguridad y justicia. Tiene una capacidad teórica para 1.200 camas
aunque en realidad solo hay unas 250 operativas. Un edifico de 4 plantas, en el que los ascensores han dejado de
funcionar hace muchos años y en el que todos
los servicios son deficientes: el personal, la farmacia, las salas de
hospitalización, el laboratorio, la limpieza,
todo deja mucho que desear. Es
difícil definir lo que se siente y uno
se revuelve contra lo que ve; en varios
momentos se desea dar por terminada la
visita. La terminamos en el despacho del Director que no parece muy contento de
que nuestra visita haya sido autorizada.
Después de todo hay que admirarle
a él y a todo el personal que desarrolla su profesión en esas
circunstancias con tan pocos medios.
Si se quiere ser objetivo no se
pueden aplicar los mismos parámetros de
valoración a la hora de compararlo con nuestro sistema sanitario. Establecer
esas comparaciones no es lo más adecuado para llegar a comprender esta
realidad. No es una pedantería decir que estamos en otro mundo, y no
precisamente en el que todos esperamos
que sea posible.
Salimos de Sendwe y
nos perdemos de nuevo en el caos circulatorio de esta ciudad en la que las
reglas son poco útiles y que cualquier día puede quedar bloqueada. Lo importante es tener precaución y prever lo que otros pueden hacer.
Para cambiar un poco
de ambiente y endulzar la visita de Sendwe, el Dr. Swana nos lleva a visitar
una de las clínicas que la sociedad International
SOS, para la que él trabaja, tiene
en Lubumbashi. El ambiente es diferente aunque aquí también es visible esa
pátina inconfundible que todo tiene en el Congo.
En vez de volver a
casa decidimos comer los tres juntos en
un hotel en el centro de la ciudad. Durante la comida tenemos tiempo y
oportunidad de charlar largamente sobre Kilela Balanda, donde Swana comenzó su
andadura como médico, cuando le encomendaron la reorganización de la Zona de
Salud.
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