Ya hace 11 días que aterrizamos en Lubumbashi y empezamos a contar, no los días que nos faltan para marchar sino en los que nos quedan aquí. Sentimos el tiempo perdido en Lubumbashi al no haber dispuesto de un vehículo para venir inmediatamente. Sobre todo sentimos no poder visitar varios pueblos que estaban en la agenda. Como nunca está muy claro si lo que ocurre es lo mejor pues vamos a tomarlo como viene. Dios proveerá, decía Abraham.
A las 8 de la mañana, cuando todavía se deja sentir el frío de la noche, han venido 29 hombres para comenzar el trabajo en los manantiales. Ha sido una sorpresa porque estaba previsto comenzar mañana. Se ha hecho un trabajo increíble. Las imágenes darán fe de ello. El aljibe estaba lleno de lodo hasta la mitad. Su capacidad es de unos 30 m3 y era difícil sacarlo porque estaba compactado por el paso de los años.
El agua vuelve a salir por el tubo de la primera fuente acondicionada de Kilela. Al haber excavado dos calicatas para captar más agua, el caudal es bastante mayor. Volver a ver salir agua por ese tubo ha supuesto una gran alegría para todos y lo celebramos con dos calabazas de Munkoyo para todos.
Dos niños estaban jugando en la tierra. Jugaban a hacer un aljibe en el que por suerte también rezumaba el agua en el fondo.
Por la tarde hemos vuelto a Ngalu para comprobar si han reunido suficientes piedras para empezar los trabajos que darán comienzo esta semana. En el pueblo estaban unos agentes del PAM el programa de alimentación mundial repartiendo harina de maíz y aceite. En realidad estaban pagando a los que se han adherido a su programa de creación de estanques-piscifactorías artesanales en los que crían tilapias. La ayuda está condicionada a la creación de esos estanques familiares que ayudan a mejorar la dieta. El programa lo promueve un comité de Kaonde que viven en la ciudad y con los que tenemos contacto desde hace tres años. En 2009 contribuyeron en la construcción de la escuela de Bierzo Ayuda en Ngalu con 2.000 dólares.
Este viaje tenía como objetivo principal sentar las bases de la formación continuada de los maestros pero al final será el tema del agua el que ocupe más tiempo y tenga resultados más visibles. Entre tanto sigue la construcción de otras tres clases aquí mismo en Kilela. Ya están raseando los muros interiores.
El sistema educativo se encuentra en un estado de postración muy preocupante: Maestros con ingresos de 30 Euros mensuales, abandonados a su suerte, sin ningún tipo de control por parte de la inspección escolar y en consecuencia muy poco motivados. Las escuelas, las nuevas incluidas, sufren de un cierto abandono. Como contrapunto está el hospital que, después de su rehabilitación, presenta un estado muy aceptable de conservación. La instalación del agua contribuirá a una mayor limpieza y a una mejora de los servicios.
El personal del hospital ha aceptado muy bien la propuesta de ayuda. Hay que introducir un ligero cambio en la primera tabla. No esperaban una respuesta tan rápida de nuestra parte. Eso indica cuan acostumbrados están a las falsas promesas que tantas veces les han sido hechas y no cumplidas. Hoy han empezado a colocar la base para la primera cisterna de agua. El constructor quiere que nos llevemos las fotos de las dos cisternas colocadas.
Entre tanto los bollos de pan que trajimos de Likasi para los desayunos se han puesto duros y en vez de cortarlos hay que serrarlos. Todos reímos al oír el sonido del cuchillo de sierra que más bien parece serrar madera que cortar pan. El jueves tendremos de nuevo pan fresco ya que el contratista va a Likasi a comprar material. Dura dos días fresco y luego hay que dejarlo secar fuera del embalaje para que no se enmohezca. Ya dijeron nuestros ancestros que al hambre no hay pan duro. El resto de la comida es el normal del país: fufú, arroz, alubias, batatas, un poco de pescado ahumado del Lualaba, y de vez en cuando un poco de pollo. El agua hay que hervirla y filtrarla aunque sea del manantial. Todo normal como lo fue siempre mientras vivimos aquí. La novedad esta vez es que hay agua en el depósito y se dispone de un chorrito de agua fría para ducharse. Comer tres veces al día y disponer de agua en la ducha es un lujo único en este lugar. A nadie se le puede pasar por la cabeza quejarse. La temperatura es muy agradable. En Kilela nunca hace mucho calor gracias a este viento fresco del Este.
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