Viaje Kilela Balanda.
Sábado 21 de agosto
Saludos a todos desde Lubumbashi.
Estamos en Lubumbashi desde el jueves 18 a las 12,30 después de un viaje de 28 horas. Manolo y Almudena quisieron hacérnoslo más llevadero llevándonos hasta Barajas con su coche. Twasanta mwane. Una pena que en vez de volver para Ponferrada no hubieran continuado el viaje con nosotros.
Después de despedirnos de ellos las cosas no han ido muy bien. Salimos de Madrid con casi dos horas de retraso. Ya en Roma, nuestro vuelo hacia Addis Abeba no figuraba en ninguna de las pantallas del aeropuerto de Fiumicino, lo que nos produjo no poca inquietud ante la posibilidad de que estuviera anulado. Tardamos hora y media en encontrar la puerta de embarque correspondiente, después de preguntar un montón de veces sin que nadie pudiera decir porqué no figuraba el vuelo, ni de qué puerta podría salir.
Como al final siempre se arregla todo…, cuando ya nos dirigíamos al avión con la tarjeta de embarque en la mano, a 10 m del avión, nos pidieron que dejáramos los equipajes de mano porque, como estaba completo, no quedaba sitio en los compartimentos de la cabina. No había nada que discutir y era así para todos, con la promesa de que las encontraríamos con las otras maletas a la llegada a Lubumbashi. Ya no fue posible dejar de pensar en las cosas que iban en ese equipaje en el que habíamos metido lo imprescindible ante el supuesto de que las maletas pudieran perderse. Entre otras cosas estaban esos medicamentos que a cierta edad es mejor tomar todos los días. Paradojas de la vida.
En Addis Abeba pudimos disfrutar ese espectáculo único en un aeropuerto tan pequeño, de ver desfilar a todo tipo de gentes de todas las razas, culturas y religiones: Indios, chinos, japoneses, paquistaníes, iraníes, coreanos, todo tipo de negros africanos, que no son pocos, blancos de todas las geografías.... como el día de Pentecostés en Jerusalén donde había partos, medos, fenicios, árabes, griegos, romanos, egipcios, abisinios … que habían subido para celebrar la pascua. Aquellos habían ido a rezar; los que pasan ahora por Addis Abeba tienen mucho que ver con la rapiña de la que África es ahora más víctima que nunca; hasta tal punto que la época colonial quizás fue más decente que ésta, que ya es mucho decir.
Llegamos a Lubumbashi y nuestro temores se vieron más que cumplidos pues no había llegado nada de nuestro equipaje; ninguna de las cuatro maletas, ni los dos equipajes de mano aparecieron por la cansina cinta del aeropuerto de Lubumbashi después de ver desfilar durante dos horas los equipajes de cuatro vuelos procedentes de Kinshasa, Addis Abeba, Nairobi y Johannesburgo; un acontecimiento que desborda la escasísima capacidad del aeropuerto de Lubumbashi.
Es una sensación muy rara encontrarse con lo puesto, además de un móvil y un portátil que no te valen para nada porque los cargadores están en las maletas. Hay que reprogramar todo mentalmente muy deprisa para que el objetivo del viaje siga intacto.
Después de todo nos esperaban, nos acogieron, nos dieron de comer y nos alojaron….y pensamos que eso en África es un lujo increíble aunque te falten todas esas cosas que atesoraste en tu equipaje de mano como tu salvavidas.
Otra de las contrariedades es que el vehículo con el que contábamos para ir a Kilela, no podremos contar con él porque después de un mes en el taller no lo han reparado, ni lo van a hacer antes de 10 días.
De jueves a sábado, mientras seguíamos pensando en nuestras maletas, contactamos con el Dr. Mwansa Laurent, el médico director del BDOM para hacerle partícipe de la decisión tomada por Bierzo Ayuda en cuanto al apoyo financiero al hospital de Kilela. Le ha parecido muy bien, especialmente el punto que más nos preocupaba: La reducción de las tarifas en un 70%. Ha comprendido inmediatamente la filosofía de esa decisión y la aplaude. Entre tanto ellos tampoco han estado de brazos cruzados y han sentado las bases para la constitución de un comité de gestión del Hospital en el que estará incluida alguna mujer. Laurent estará en Kilela el día que presentemos la propuesta al personal.
También hemos visto al Dr Swana, siempre tan dispuesto a trabajar por Kilela. Podemos considerarle como el primer socio congoleño de Bierzo Ayuda. También ha visto con buenos ojos la propuesta de colaboración y tiene previstos algunos días de sus vacaciones para ir a Kilela. Nos parece que contamos con gente que tiene, como mínimo, tan buena disposición como la nuestra para colaborar en este proyecto.
Hemos hablado con el Sr Kafrigel, el constructor, con quien iremos juntos a Kilela; se le han adelantado 4.896 $ para comprar los dos depósitos de agua y los tubos para el Hospital, además de cemento y arena para construir las bases sobre las que irán colocados. Le hemos pagado también los 560$ que le debíamos de las 4 baterías que habíamos mandado comprar desde España. Todo cargado a la cuenta de Bierzo Ayuda abierta en el Economato, a la que ya han llegado los nueve mil y pico de $ enviados.
También hemos visto a un grupo de maestros, animados por una misionera española, que edita una pequeña revista pedagógica, para hablar con ellos de la formación continuada de los maestros de la zona, que tanto nos preocupa y en la que están dispuestos a colaborar.
Así hemos ido ocupando nuestro tiempo sin dejar de pensar en nuestros medicamentos que se encontraban en la maleta de mano y cuya falta constituía el único gran problema para nosotros. Finalmente todo se ha resuelto con la llegada de las maletas en dos días consecutivos. Ha sido necesario volver dos veces al aeropuerto, lo que nos ha permitido contemplar sin prisa ese espectáculo increíble de la sala de recogida de las maletas a Lubumbashi y comprender porqué las maletas no habían llegado con nosotros. En Addis Abeba a veces tienen preferencia las mercancías sobre el equipaje de los viajeros y parece ser que ocurre con frecuencia pero nunca se pierde ninguna. Se ve muy bien la gran cantidad de cajas que llegan mezcladas con los equipajes. Ahora ya estamos avisados y enterados para la próxima ocasión.
Domingo 21 de agosto.
Aunque uno se lo proponga no siempre es posible enviar un correo desde aquí; unas veces no hay corriente y otras hay cola ante los ordenadores. Como la velocidad es muy lenta, desde que lo enciendes hasta que aparece en la pantalla tu correo web puede pasar casi un cuarto de hora. Por eso hay cola y ayer no fue posible enviarlo. Llegará mañana… si hay corriente.
Hoy domingo hemos sido invitados a comer en casa del constructor; previamente hemos participado en la misa dominical de su parroquia, en el barrio de la Kenya el más populoso de Lubumbashi, en cuyo coro canta él mismo. Dejadnos contaros que una celebración dominical dura unas dos horas y es una gran fiesta para todos los participantes. Impresiona ver esa participación tan intensa de la gente. El canto del Gloria acompañado por los tambores te pone un poco carne de gallina. Ya sabéis que la edad nos vuelve un poco más emotivos.
Además de escuchar Su palabra, hemos pedido a Dios no que arregle los problemas del hospital de Kilela sino que nos dé a todos nosotros el entusiasmo y la capacidad de compromiso suficientes para ayudarles a mejorar la situación. Esa es nuestra tarea. Dios sabe cual es la suya; que nos empuje a cumplir la nuestra.
La tarde la hemos pasado con el Dr. Swana y su mujer además de una española que ha llegado hoy para hacer un estudio sobre el impacto que una de las minas de cobre tiene sobre la salud. Viene enviada por Intenational SOS , la empresa para la que también trabaja Swana y debe acompañarla durante toda la semana que dura su estancia aquí. El esperaba a alguien en el aeropuerto y cuando al llegar le dijo que era española, la invitó a pasar la tarde con notros. Ha sido un encuentro muy gratificante para todos. Como el mundo es pequeño pues conocía Ponferrada de cuando se fue andando a Santiago con sus compañeros de la universidad.
El martes nos iremos a Kilela. No ha podido ser antes. Ya sabéis que allí no hay electricidad, no hay Internet y el cartero nunca pasa. Podría valer de título de una novela, pero en el Congo los carteros ya no pasan por ninguna parte porque hace muchos años que el servicio de Correos despareció victima de la dictadura de Mobutu. Allí estaremos tres semanas, un poco incomunicados pero esperando cumplir los objetivos previstos.
Un abrazo
21/08/2011
Tino y Magda
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