21 de septiembre.
Hoy empieza el otoño. Pronto
empezará la vendimia. Aquí también está cambiando la estación. El calor y las
nubes van en aumento. Las ganas de ver llover hacen creer en unas
lluvias muy cercanas, pero todavía se pueden hacer rogar. El atardecer
siempre nos trae viento fresco. La
luna está creciendo y con ella la luz en
la tarde-noche.
Hoy han colocado la nueva
cisterna del hospital y otra más pequeña en la casa donde vivimos. Quedan otras
dos, una para cada internado. Dentro de un mes todos tendrán agua regalada
desde el cielo, gratuita y en abundancia.
Como el médico hace las comidas
con nosotros es una magnífica ocasión para hacer de la sobremesa una pequeña
reunión de trabajo diaria. Paul es un chico meticuloso y cercano de la gente.
Hoy propusieron enviar a alguien a
estudiar enfermería a Likasi. Yo sugerí que fuera una mujer. A media mañana me
presentaron una chica de 20 años. Terminó el bachiller el año pasado y tiene el
diploma que le permite acceder a estudios superiores.
Hoy pusimos en marcha uno de los
paneles solares colocados encima del tejado de las salas de hospitalización.
Desde hace varios años no ha dejado de producir corriente todos los días,
mientras las salas permanecían en la penumbra a la luz de una vela, que además
cuesta bastante dinero.
Fue al ir a hacer este trabajo cuando encontré
una niña de nueve años con unas gravísimas quemaduras provocadas con agua
hirviendo. Toda su parte derecha está quemada, desde la cara hasta la cintura.
El médico no se explica cómo pudo ocurrir y tiene un montón de dudas. Delante
de su madre la niña no dice ni una palabra, ni sonríe. Cuando entré en la sala
me dijo que se había quemado, pero no me contestó cuando quise saber cómo.
Luego entró la madre y ya no dijo nada más; ni su nombre. Le llevé un paquete
de galletas de mantequilla y sus facciones son inmutables. De verdad muchos
interrogantes, porque no se puede
explicar cómo se ha podido producir esa quemadura con agua hirviendo. Es de Kikuyo
y la trajeron al hospital, una semana después del accidente, toda ella cubierta
de pus. ¿Alguien se puede imaginar los sufrimientos de esa niña durante una
semana?. Son esos casos ante los cuales la impotencia es total, unida a una
profunda rabia
Celebramos el cumpleaños de
Ildefonse y ha caído bien porque para comer había carne fresca de kashya,
cerveza y un poco de chocolate negro. Para esta noche he preparado unas
natillas; me quedaron un poco sueltas pero les puse unas galletas y seguro que
estarán buenísimas. Al fin me atreví a cocinar sobre el brasero de carbón
vegetal en esa cocina tan particular, que ya se está reformando: hoy ya han
instalado un grifo para colocar un fregadero. Si el no tener nada puede tener
algo de bueno, es el disfrute de lo poco que se va consiguiendo.
Kafrigel sigue aquí conmigo,
afortunadamente para mí. Cuando os conté que pensaba ir a Dar es Salam yo mismo
no estaba muy convencido de que lo hiciera y me dejara solo. Nos necesitamos
mutuamente para trabajar y para convivir mientras estamos aquí. Sin su trabajo
como contratista hubiera sido difícil
llegar hasta donde vamos llegando.
22 de septiembre
Los amaneceres son opacos. Nada
de los rojos fuertes del mes de abril.
Todo es gris. El disco del sol empieza a ser visible cuando ya ha ganado un
poco de altura y se libera de la densa bruma que tapa el horizonte. La noche
pasada ha hecho calor, algo poco habitual en Kilela situada a 1.555 m sobre el nivel del mar en
una altiplanicie expuesta a todos los vientos. El mes de septiembre siempre
estaba excluido de los planes de viaje,
por la pesadez del cambio de estación, pero este año era muy conveniente
hacerlo y ahora diría que necesario.
Cuando empieza a anochecer suelo
sentarme en la veranda. A esa hora y al amanecer canta el kusala makena en
uno de los árboles que rodean la casa. Tiene un canto embelesador. Ayer cuando
estaba sentado vinieron dos de los 4
estudiantes que van a la
Universidad este año: dos chicas y dos chicos. Tres van al ISP. De ellos va a
depender el futuro de la sección
pedagógica de la escuela secundaria de Kilela y en consecuencia la
formación de los futuros docentes.
La chica que va a hacer enfermería se llama Susana. Una
chica muy guapa de 19 años. Ayer me contó que es nieta de Sebastien Mumbombo,
uno de nuestros colaboradores más fieles cuando trabajamos aquí. Era conocido
como el único hombre que había vivido siempre con su única y primera mujer. La
poligamia existe entre los Kaonde aunque no de manera generalizada.
La otra chica se llama Irene.
Tiene 20 años y es hija de Omer y Antoinette. Antoinette es el ejemplo de madre
que ha luchado por la liberación de sus hijas. En 2007 pidió ayuda para los
estudios de sus tres hijas, diciéndome que nunca se casarían antes de terminar
de estudiar. Contaba con el apoyo de su marido, otro colaborador de la misión durante muchos años. Una de
aquellas chicas se casó con un geólogo y viven en Nairobi donde trabajan para
una empresa minera. La otra está casada y vive en Kakanda, no lejos de Likasi,
donde ella es maestra y su marido trabaja en otra empresa minera. Está claro
que la educación es el único camino para el desarrollo, para retrasar la edad
del matrimonio y reducir el número de hijos por mujer.
Los dos chicos, Jules Kimamnko, y
Peter Ntambo ya tienen 24 años y también han terminado el bachiller este año;
la muerte de sus padres hace 6 años les obligó a dejar la secundaria para
trabajar. Luego volvieron a la escuela gracias a un tío que les pagó los
estudios. No son hermanos, ni de la familia, pero sus casos son similares. Las
dos chicas han tenido ventaja sobre ellos, en un país en el que suele ocurrir
lo contrario.
Ninguno de ellos ha dispuesto de
libro alguno para estudiar. Conviene
recordar que hasta hace tres años tampoco los maestros disponían de los libros
de las materias escolares a explicar a sus alumnos. Nunca han leído un libro.
Así se va a la Universidad. No sería de extrañar que el primer curso les sea
demasiado difícil.
A todos hemos decidido enviarles
a Lubumbashi porque es necesario hacerlo para ir preparando el futuro a medio
plazo, ahora nos toca buscar con qué subvencionar sus becas. La experiencia va diciendo que aquí es mejor
adquirir un compromiso y después preguntarse como se va a financiar. Pensarlo
antes puede llevar a ver más dificultades de las existentes. Hasta ahora la
fórmula va dando resultado.
He ido a lavar la ropa a Maimba
en el hermoso lavadero de la fuente de los japoneses. Tenía ganas de hacerlo.
Da gusto mojarse los pantalones hasta
abajo con el agua que salta al meter la ropa debajo del chorro; bonita manera
de refrescarse en este día sin viento alguno. Cuando llegué había dos mujeres
jóvenes lavando. Una de ellas estaba dentro del pilón desnuda de cintura para
arriba. Al verme se puso una blusa pero cinco minutos después volvía a lucir sus
hermosos pechos. Algunos niños también estaban lavando o jugando con el
agua. A algunos de ellos daban ganas de
meterles la cara en el pilón para
quitarles los mocos resecos.
Ya empiezo la cuenta atrás. El
tiempo me va a ser muy justo para completar lo previsto. Después de todo, ha
sido positivo haber tenido que prolongar la estancia, tres días más de lo
deseado en un principio, al no haber plazas en uno de los vuelos para el día en
que pensaba volver. Tengo la suerte de sentirme mucho mejor que durante la
estancia de abril-mayo. Todo va bien.
Todavía queda una larga semana
por delante para volver hasta Maimba a lavar en el lavadero, por lo menos, otra
vez. Kafrigel ha dicho que ira conmigo para hacer una foto porque esa imagen me
va a ser muy útil en Europa.
23 de septiembre
Se la veía venir desde hace tres
días y para ser la primera no ha estado nada mal. Ya por la mañana al finalizar
la misa, hacia las 10,30, había mucho calor dentro de la iglesia y fuera picaba
el sol. A las 15 ha empezado a tronar y ha
caído la primera lluvia con el consiguiente estruendo sobre los tejados
metálicos. El kisala makena se ha puesto loco cantando en el mango bajo
la lluvia. La gente estará muy contenta porque mañana encontrará la tierra un
poco más blanda para trabajarla. Viendo esta lluvia se comprende como es
posible tener agua gratis durante muchos meses, si se dispone de depósitos para
recogerla. Ese es ya el caso para todos los edificios que la necesitan.
A la salida de misa aprovechamos
para hacernos unas fotos con Esperanza e Irene y sus padres. Luego fuimos
hasta sus casas e hicimos lo mismo con
las tres hermanas de Esperanza. Fotos muy bonitas de la madre, muy joven, con sus
cuatro hijas. El nombre de esta chica
puede ser simbólico ya que en ella ponemos la esperanza de tener una mujer
diplomada en enfermería que asegure el
futuro en un lugar donde es muy difícil hacer venir a alguien proveniente de la ciudad. No son pocos
los diplomados de enfermería que en el Congo rural, en ausencia de médico,
están capacitados para intervenir en partos imposibles, con totales garantías
de éxito. Quizás alguien se lleve las manos a la cabeza pero la realidad de los
pobres les obliga algunas veces a
jugarse todas las cartas a vida o muerte y…
triunfa la vida. Esta chica tiene algo de especial en su porte que la
diferencia de las demás.
Ayer en la veranda fue el turno de Paulin, que ya tiene 43 años y seis hijos. En
1976 era un niño de 8 años; recordaba
el banco que había entonces y los plátanos que le dábamos. Es hijo de Jeremy el
chofer de entonces. Su profesión actual es la de buscador de oro, una actividad
presente en la zona desde 1988 cuando llegaron dos hombres de Kolwezi y
preguntaron en la zona de Shamalenge donde estaba la cantera en la que habían trabajado dos belgas en 1940. Así empezó la extracción manual de oro en
varios lugares de Kikuyo y Shamalenge que hoy ocupa a cientos de personas,
muchos niños entre ellos.
En el pueblo de Nkunka, a 35km de
aquí, el IRC ha construido hace tres años dos clases como las que construye en
este momento en Kilela, para reforzar la
escuela secundaria, y nunca han sido utilizadas porque todos los niños del
pueblo están buscando oro en la cantera.
“Un buen buscador como yo pude
conseguir hasta 300 dólares al mes. Un gramo de oro se vende por 42 $ si se va
a vender a Likasi; por la cantera pasa un sudafricano que solo paga 30” . “Al gobierno
nosotros no le interesamos para nada; a quien protege es a las empresas que
llegar para acabar de enterrarnos porque hace mucho tiempo que ya estamos muertos”.
Para poder comparar hay que decir
que un maestro cobra unos 60 al mes si se suman los 32 que le paga el Estado,
(a quienes se lo paga) y lo que aportan los padres. El Dr. Paul Kasongo como
todavía no está oficialmente registrado en el ministerio de la salud en
Kinshasa, está saliendo por unos 120$ al mes con la prima de Bierzo Ayuda
incluida. Uno se pregunta de donde puede sacar la motivación para atender los
enfermos con la dedicación que lo hace.
Ayer era el día fijado para
volver a ver si los brocales de los pozos estaban construidos: Dos habían
terminado el trabajo y recibirán una polea con una cuerda para sacar el agua;
otro todavía está profundizando su pozo y le hemos dado una semana más de
plazo. El otro no ha hecho nada y le hemos dicho que nuestra promesa ya no
tiene validez.
La lluvia ha refrescado el
ambiente y los pájaros lo siguen celebrando entre las ramas todavía mojadas. La
cercanía de las lluvias sin duda está provocando la vuelta de las aves
migratorias presentes con sus cantos al empezar y terminar el día.
Lunes 24de septiembre
Dulce amanecer el de hoy tras la
lluvia de ayer. Comienza la última semana. Ya hemos decidido volver a
Lubumbashi el sábado día 29. Saldremos bien antes de amanecer para evitar el calor y aprovechar el día en
Likasi visitando los centros de niños de la calle.
El camión se va de nuevo esta
mañana para buscar más arena. Para quienes esperáis noticias mías es una suerte
poder aprovechar estos viajes. Hace dos semanas que estoy aquí realmente
aislado. La radio de la archidiócesis
que intercomunica todas las misiones del interior está en reparación en
Lubumbashi desde hace un mes. La radio llega en onda corta tan difícilmente
como allá por 1970. RFI es casi imposible oírla. La única asequible es la BBC
radio.
Aquí os dejo hoy; es posible que
hasta el regreso a Lubumbashi no haya otra oportunidad de comunicarme con
vosotros.
A todos gracias y un abrazo
Tino
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