Lunes 24
La tormenta ha sido fuerte, muy larga y extensa.Tronaba en
dirección a Shamalenge, a Kikuyo y también por el valle del Mikonkwa abajo. Empezó
a rugir al mediodía y al anochecer no había terminado. Estuve largo tiempo
sentado en la veranda oyendo, mirando y asustándome de algunos tronidos. Comenzaremos
ya la estación de lluvias? Espero que no porque tenemos que salir de aquí antes
de que la carretera se vuelva impracticable. Probablemente esta tormenta tan
fuerte estabilice la atmósfera para varios días.
Hoy han venido de la Inspección
médica de Likasi para el programa de seguimiento de la lepra y la tuberculosis.
La lepra apenas si tiene incidencia en esta zona pero la tuberculosis está
omnipresente.
Durante la tarde hemos abordado
el tema de los internados con los maestros y directores. Es necesario
recomenzar todo casi como en 1965 cuando se abrieron por primera vez. El de los
chicos lleva 18 años cerrado. A pesar de las dificultades existentes estamos
asistiendo a un renacer de todo en el Congo. Han pasado los tristes y negros
años comprendidos entre 1992 y 2005. Diecisiete largos años de decadencia y
muerte que terminaron con la partición temporal del país dejándolo exhausto: “hace
muchos años que estamos muertos” decía ayer Paulin.
Martes 25
Hoy ha sido un día tranquilo sin
nubes en el cielo. El atardecer tiene toda la dulzura del trópico. No hay
viento, no hace calor y es una delicia terminar la tarde debajo del chorro de
agua fría de la ducha.
He salido para la veranda con el
ordenador sobre las rodillas para escuchar el canto del kisala makena en
el mango. Mantiene una conversación interminable con un coleguita perdido en
otro árbol. Les hace coro un kitambwe que nunca se calla.
La media luna ya alumbra el
atardecer. Mientras dure se oirán los cantos de los niños en la calidez de la
noche. En los meses de Mayo a Julio las lunas van marcando las diferentes
fiestas de los kisungus, las bwengas y los mitandas: la edad adulta de
las niñas con la primera regla, las bodas o el fin de los duelos, varios meses
después del fallecimiento de los más cercanos. Eso ahora ya ha terminado porque
la gente está en los campos preparando la tierra y sembrando el primer maíz.
La nueva cisterna del
hospital de 5000 litros, y la que ya
abastece a la casa, están colocadas y operativas desde esta mañana.
Hoy nos reunimos con todos los
maestros para planificar la formación continuada de este curso; todo ello a la
espera de una respuesta positiva al proyecto presentado en la Diputación de
León. Tal como están las cosas no será
fácil obtener la financiación. Una vez más es necesario apelar a los
sueños para seguir haciendo realidad muchas
cosas. Hasta ahora la suerte nos acompaña y cada año podemos decir que hemos
ido realizando algo de lo soñado el
anterior. Todo ello es posible gracias al esfuerzo y a la generosidad de tantos
que colaboráis en estos proyectos, bien sea a través de Caritas o de Bierzo
Ayuda. Otros lo hacéis al margen de los dos. Los Kaonde os recuerdan porque
saben de vuestra ayuda.
Miércoles 26 de septiembre
Un viento suave ha soplado durante la noche. Tras él llegó una larga y
finísima lluvia. Realmente el ambiente
es el de la estación de lluvias. El cielo está cubierto y se nota la pesadez de
la humedad.
Estamos terminando el mes de septiembre
y las escuelas, abiertas oficialmente desde el día 3, están todavía casi vacías. Aquí se debe a esa
fiebre que les lleva a dejar los poblados en masa para preparar la tierra en
este mes. La familia completa se instala en los campos a varios Km del pueblo
lo que impide la asistencia diaria a las clases, pero la razón principal es que
no hay dinero para inscribir a todos los hijos y lo van haciendo
paulatinamente. Hay familias que tienen 5 hijos en la escuela y hay que pagar
por todos. En las ciudades, donde la gente no emigra a los campos, ocurre lo
mismo por la misma razón. La economía de la gente es de supervivencia total, a
pesar de los progresos visibles en Lubumbashi y Likasi.
Siempre está la cara positiva de las cosas: en Kilela el año pasado se llegó a una matriculación
de 1019 niñas/os en la escuela primaria
y 283 en la secundaria. Todo un record cuando se piensa que hace seis años
apenas si llegaba a 300.
Si se pasea por el pueblo siempre se encuentran unos cuantos niños y
niñas. Cuando se les pregunta, si van a la escuela todos afirman ir, aunque no
sea verdad, porque les da vergüenza. Tanto la no asistencia a la escuela como
el analfabetismo, todas sus víctimas lo viven como una humillación. Es la
humillación sentida por tantas personas excluidas de los servicios
básicos.
Son los frutos de las recetas del FMI y el Banco Mundial para arreglar
las crisis permanentes de África desde su independencia. Planes de ajuste unos
tras otros; recortes y más recortes en
los servicios básicos con el
objetivo de volver a crecer; la
gran patraña de siempre. Todos esos
planes sólo han supuesto más miseria, más dependencia del exterior, más
hambre y más analfabetos Se pregunta uno cómo es posible que sigan
queriendo aplicar unas recetas que siempre han fracasado, pero nos lo repiten
tanto que nos lo acabaremos creyendo.
Mejor os termino diciendo que las
crepes de esta mañana han mejorado a las
que preparé ayer para el desayuno. La experiencia también ayuda a manejar una vieja y gran sartén de hierro sobre un fuego
de carbón vegetal. El pan duro que queda
ya no es suficiente para estos días.
29 de septiembre
Hoy es el día de S. Miguel. El patrón de Kilela Balanda. Mission Saint Michel de Kilela Balanda es el
nombre completo en el anuario de la diócesis de Lubumbashi. Quizás no sea un
azar el hecho de que la parroquia de S. Miguel de las Dueñas esté comprometida
con el internado de las niñas de Kilela, que también se está rehabilitando
parcialmente junto el de los chicos.
Ahora ya estoy en Lubumbashi desde el mediodía. Salimos de Kilela a las
3,45 de la mañana. Cuando pasamos por Kamikolo todavía había estrellas en el
cielo. Amanecía ya pasado Kitemena y a las 7 estábamos en Likasi. Con las esporádicas pero fuertes lluvias de estos 15
días ha cambiado el paisaje
profundamente. La hierba ya brota por todas partes y el verde domina
también debajo de los árboles, en su mayoría de hoja perenne. El camino estaba
seco y ya no tiene apenas polvo, que se va convirtiendo en barro en algunos
lugares.
Ayer hubo mucho calor y estalló una gran tormenta en dirección hacia el
Lualaba. Nos inquietaba el estado del camino para hoy. Asusta ver los roderones
surgidos al paso de los camiones después de las primeras lluvias. Fue un día de
despedidas, entrega de informes, papeles para justificar los proyectos en
curso, agradecimientos y preguntas de cuando vamos a volver.
En Likasi estuvimos visitando los centros de los niños de la calle pero
estaban todos en la escuela. Los sábados son días lectivos hasta el mediodía.
A las doce nos sumergimos en la
polución de Lubumbashi. Ver la ciudad desde la zona del aeropuerto, cubierta de
una capa de polvo, humo de las fundiciones y la canícula propia de este cambio
de estación, asusta tanto como los roderones de la carretera de Kilela. Ya
dentro de la ciudad sorprende de nuevo el violeta de las enormes
jacarandas y el rojo de los flamboyanes ( ¿flamígeros?) en flor. Al salir de misa en la catedral a las 7 de la
tarde, ya era de noche y la luna llena naciente
palidecía detrás de esa especie de bruma
que nos envuelve. En esta época el aire apenas se mueve en Lubumbashi y uno se
acuerda del viento de Kilela… y de muchas cosas más…
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